Los sensores láser de Cáritas hacen frente a las consecuencias del Black Friday
«Tenemos sensorizados nuestros contenedores, de tal forma que se recogen solo cuando hacen falta». Esto «nos permite bajar un 40 % la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero», subraya Alberto Egido, de Moda Re-
Además de la época del cambio de armario, tanto el de invierno como el de verano, uno de los momentos clave en el ámbito del desechado de ropa es el Black Friday. «Ahora es una de los periodos en los que la gente aprovecha para sacar ropa del armario y así poder meter otra nueva», asegura Alberto Egido, responsable de Medioambiente y Circularidad de Moda Re-, el proyecto de reutilización y reciclaje textil de Cáritas.
Precisamente, la empresa se encarga de convertir ese gesto de tirar ropa, que es uno de los crecientes problemas sociales que el Informe España 2024 ha denunciado en sus páginas, en una oportunidad laboral para personas en riesgo de exclusión social —la empresa da empleo a 1.400 personas de las que al menos el 50 % forman parte de este colectivo—. A la vez, se mejorar el cuidado de la casa común.
«Tenemos sensorizados nuestros contenedores, de tal forma que se recogen solo cuando hacen falta. El sensor láser mide la cantidad de ropa que contiene y cuando llega al 80 % de su capacidad salta un aviso». Así «se incluye el contenedor automáticamente en una de las rutas de recogida». Al día siguiente, «un operario pasa por allí para vaciarlo». Este modo de trabajo no solo mejora el servicio, sino que también reduce el impacto medioambiental. «Al ir a vaciar los contenedores solo cuando hace falta, hemos bajado en un 40 % la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que provocaban las furgonetas de recogida», explica Egido.
Asimismo, también mejora la imagen de marca. «Ahora ya no se ven bolsas alrededor de los contenedores». Antes ocurría que la gente dejaba las bolsas de ropa al lado del contenedor si se lo encontraba lleno, pero eso ya no puede pasar. «Esto nos ha permitido, por otro lado, procesar más cantidad de ropa». El problema, «cuando había bolsas fuera, era que, si llovía, la ropa se mojaba y la humedad inutiliza el proceso de reutilización y el de reciclado por completo». Y «si la ropa mojada entraba en contacto con la ropa seca, terminaba afectando a esta y había que desecharla».
Pero eso es el pasado. El presente, y el futuro, es el de los sensores láser. Pero también el de la triste realidad, tal y como denunció el Informe España 2024, de que cada caño se tira casi un millón de toneladas de residuos textiles, de los que solo se recicla el 1 %.