Los salesianos de Goma acogen a miles de desplazados mientras el personal humanitario huye
Los rebeldes del grupo M23 han tomado la capital de Kivu Norte, en el este de República Democrática del Congo. Tienen respaldo de Ruanda, acusa el Gobierno congoleño
«Estamos bien, en casa», tranquiliza el salesiano Domingo de la Hera a Alfa y Omega desde Goma, en el este de República Democrática del Congo. La ciudad ha sido tomada por el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23). «Por el momento, no tenemos posibilidad de salir». Tampoco información, ni electricidad, ni wifi. «Estamos esperando acontecimientos».
De la Hera se encuentra en la comunidad de Don Bosco Ngangi, en la capital de la provincia oriental de Kivu Norte. Allí acogen desde hace tiempo a 3.500 familias desplazadas por el conflicto, unas 30.000 personas en total. «Ayer se añadieron un par de miles más, provenientes de otros campos más expuestos a los combates».
Ya habían preparado espacios y ahora, además, los recién llegados ocupan los campos de fútbol y el interior del edificio. Ante la pregunta de cómo pretenden atenderlos en la situación de caos e incertidumbre actual, su respuesta es tajante: «¿Qué podemos hacer? Confiarnos a la providencia». Además, la congregación y su ONGD atienden el asentamiento de Kanyaruchinya con más de 75.000 personas desplazadas. De momento, Misiones Salesianas ha enviado 170.000 euros para distribuir alimentos entre las personas más vulnerables.
Implicación de Ruanda
«El Ejército se ha entregado», relata el salesiano. A las afueras los combates se intensifican. «Goma se encuentra cerrada. No hay escuelas ni las tiendas están abiertas. Todo el mundo está a la expectativa ante lo que pueda ocurrir», explica.
Cerca de 3.000 presos se fugaron este lunes de la cárcel de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), informa EFE. Al mismo tiempo, se está produciendo la evacuación de personal humanitario.
La escalada del conflicto en el este del país ha recrudecido la tensión diplomática entre este país y la vecina Ruanda. El Gobierno congoleño retiró a su personal diplomático en Ruanda y ordenó el cese de actividad en la embajada ruandesa en Kinsasa, recoge la agencia de noticias española. Aunque las autoridades ruandesas niegan la presunta colaboración de Kigali con el M23, este extremo ha sido confirmado por las Naciones Unidas.

A su vez, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con el grupo rebelde Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundado en 2000 por cabecillas del genocidio de 1994 y otros ruandeses exiliados en la RDC para recuperar el poder político en su país, una colaboración también confirmada por la ONU.
Desde 1998, el este de la República Democrática del Congo está sumido en un conflicto alimentado por más de 122 grupos rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la misión de las Naciones Unidas en el país, Monusco. La nación tiene el 80 % de las reservas mundiales de coltán, mineral necesario para las baterías de dispositivos y coches eléctricos.
La población sufre un continuo desastre humanitario que se agudizó a finales de 2022 y que hoy deja casi siete millones de personas desplazadas y a más de 25,4 millones que necesita ayuda para sobrevivir. «Más de 2,8 millones de menores sufren desnutrición aguda», explica Luis Manuel Moral, director de Misiones Salesianas.