Los obispos de EE. UU. piden a los políticos católicos seguir la moral de la Iglesia
Con 222 votos a favor, ocho en contra y tres abstenciones, la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Estadounidense ha sacado adelante un documento sobre la Eucaristía que huye de la polémica
Al final no se produjo la fractura. Los obispos de Estados Unidos han sacado adelante su documento sobre la Eucaristía con una abrumadora mayoría. Después de una intensa polémica sobre la posibilidad de que sirviera para afirmar que políticos católicos como el presidente Joe Biden no pueden recibir la comunión, finalmente los obispos han optado por subrayar la «especial responsabilidad» que tienen las figuras públicas católicas de conformar su visión a la «fe y la ley moral de la Iglesia». Esta formulación, que no menciona de manera específica a los políticos que apoyan el aborto, ni señala a esta cuestión en particular, ha recibido 222 votos a favor, ocho en contra y tres abstenciones, informa The Washington Post.
Durante el debate, varios prelados intentaron introducir sin éxito enmiendas sobre la importancia de la obediencia, sobre el escándalo de las figuras públicas que se alejan de la doctrina de la Iglesia. Otros querían incluir a los pobres y las víctimas de trata en la lista de personas vulnerables que recoge el documento. Sin embargo, al final el apoyo fue casi unánime.
El texto, de cerca de 30 páginas, ha sido elaborado por el Comité sobre Doctrina del episcopado. Incluye las aportaciones que los obispos han enviado durante los últimos meses, desde que en junio se tomó la decisión de elaborarlo. Recoge de forma amplia el magisterio sobre la comunión, sobre todo con citas del Código de Derecho Canónico y de la enseñanza de los Papas.
Alusiones más explícitas
Una versión previa afirmaba que «los laicos que ejercen alguna forma de autoridad tienen la especial responsabilidad de personificar la doctrina de la Iglesia en su servicio al bien común». La versión final, en su lugar, habla de la «responsabilidad de formar sus conciencias de acuerdo con la fe de la Iglesia y la ley moral, y de servir a la familia humana defendiendo la vida y la dignidad humanas».
También cita otros documentos previos de la misma conferencia episcopal, como uno de 2006 que afirmaba que los católicos que «a sabiendas u obstinadamente» rechazan el magisterio definitivo de la Iglesia «no deben ser admitidos» a la comunión y deberían abstenerse de presentarse a recibirla.
El martes, el nuncio apostólico en el país había advertido a los obispos de que antes de enseñar la Iglesia necesita escuchar. Su comentario se interpretó como una referencia al documento. «Se dice a veces que hoy hay mucha confusión en la Iglesia sobre la doctrina», reconoció el nuncio, Christophe Pierre. Como respuesta, se propone que «lo que hace falta es una enseñanza clara. Eso es verdad, pero el Santo Padre dice que una Iglesia que enseña debe ser primero una Iglesia que escucha». Aludiendo al proceso sinodal, informa AP, Pierre subrayó que «mientras escuchamos a Dios y al otro, aprendemos». Y la Iglesia necesita esta escucha atenta «más que nunca para superar la polarización a la que se enfrenta este país».
Polémica por una preocupación compartida
También el presidente de la conferencia episcopal, José H. Gómez, se refirió a esta polémica solo de forma indirecta. Quiso limar tensiones subrayando que muchos desacuerdos en realidad tienen su raíz en una preocupación compartida por que la Iglesia realice su misión de la forma más efectiva posible. «Todos somos conscientes de que la salvación no viene por medio de otro documento o programa eclesial», sino solamente «por el encuentro personal con Jesucristo».
«La Eucaristía es la llave de la puerta de la civilización del amor que anhelamos crear», subrayó el también arzobispo de Los Ángeles. «Jesús nos prometió que estaría verdaderamente presente en el sacramento del altar, pero también en la carne y sangre de nuestro prójimo, especialmente del pobre y el que sufre, del no nacido y de los ancianos que se acercan a la muerte.
Evangelizar una sociedad secularizada
El grueso de su discurso se centró en exhortar a la Iglesia a ofrecer el auténtico relato del Evangelio a una sociedad estadounidense que está perdiendo su historia. En una línea similar a su conferencia para presentar el Congreso Católicos y Vida Pública el 4 de noviembre, afirmó que los católicos «tenemos el desafío de entender cómo la Iglesia debería llevar adelante su misión en una América altamente secularizada».
«Durante la mayor parte de nuestra historia», desarrolló, «el relato que daba sentido a nuestras vidas se enraizaba en una visión del mundo bíblica y en los valores de la herencia judeocristiana». Esto incluía la certeza de que la persona es creada a imagen de Dios y tiene la vocación de «construir una sociedad donde la gente pueda vivir en libertad con igualdad y dignidad». Pero ahora, «a nuestro alrededor vemos signos de que esa narración se puede estar desmoronando».
Sin embargo, raíz de la pandemia y en medio de una creciente polarización social y política, «la gente puede ver claramente que un mundo sin Dios no puede dar felicidad y sentido». Frente a ello «nuestros vecinos no necesitan una nueva historia. Lo que necesitan es oír la verdadera historia, la hermosa historia del amor de Cristo por nosotros, de su muerte y resurrección por nosotros, y de la esperanza que trae a nuestras vidas».
«La posición de la Iglesia ha cambiado»
El arzobispo, de origen mexicano, aseguró que «nuestros hermanos están buscando a Dios y están dispuestos a dejase encontrar por Dios». La pregunta es cómo «evangelizar y abordar la tarea de buscar la justicia y la renovación de nuestra sociedad». Sobre todo, cuando «la posición de la Iglesia ha cambiado. No podemos contar con las cifras o con nuestra influencia social». Estas cosas, por otro lado, «nunca importaron realmente». Lo fundamental, concluyó, es que «estamos aquí para salvar almas».
El encuentro de esta semana es la primera plenaria presencial de los obispos del país desde el comienzo de la pandemia. Después del lunes, dedicado a los encuentros personales, al debate a puerta cerrada y sobre todo a la oración, las sesiones públicas se abrieron el martes. En ellas participó, también por primera vez, un representante de la Iglesia ortodoxa: Elpidoforo, arzobispo de la Archidiócesis ortodoxa griega de América.
Durante este primer día de toma de decisiones, los obispos eligieron a su secretario general. El anterior, Jeffrey D. Burrill, fue elegido en noviembre pasado pero dimitió en junio tras publicarse unas informaciones sobre conducta sexual inapropiada (no con menores). Michael J. K. Fuller, hasta ahora secretario general adjunto, será su sucesor.
Un obispo de la frontera
También se ha elegido el tesorero y los presidentes de cinco comités, que asumirán sus cargos dentro de un año. El obispo de El Paso, Mark Seitz, será el responsable del Comité de Migraciones. Un cargo en el que encaja perfectamente dado su fuerte compromiso en defensa de los migrantes que llegan a su diócesis, en la frontera con México. Por otro lado, habrá un obispo no americano al frente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano. Se trata de Borys Gudziak, de la archieparquía católica ucraniana de Filadelfia.
Al frente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud estará Robert Barron, auxiliar de Los Ángeles y célebre por su labor evangelizadora a través de los medios con la plataforma Word on Fire, que fundó en el año 2000. Otra elección llamativa es la de Steven J. Lopes, del Ordinariato Personal de la Sede de San Pedro como responsable de Culto Divino. Resulta curiosa, porque este ordinariato fue erigido para acoger a los conversos del anglicanismo, y una de sus particularidades es la conservación en sus comunidades del patrimonio litúrgico anglicano. Por último, el responsable de las finanzas será James Checchio, obispo de Metuchen. Y Earl Boyea, obispo de Lansing, se encargará del Clero, Vida Consagrada y Vocaciones.