Los misterios de la fe en el bordado litúrgico - Alfa y Omega

Los misterios de la fe en el bordado litúrgico

El Museo Diocesano de Zamora, ubicado en la iglesia de Santo Tomé –a los pies del río Duero a su paso por la capital–, ha inaugurado una exposición temporal en la que se exhiben un conjunto de casullas bordadas, datadas entre los siglos XV y XVIII

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Casullas que forman parte de la exposición de bordados litúrgicos del Museo Diocesano de Zamora. Foto: Diócesis de Zamora

El bordado erudito de tipo litúrgico es una de las parcelas más inexploradas y menos conocidas de la historia de las artes aplicadas, a pesar de la amplia documentación existente sobre los bordadores y sus obras, y de la variedad y la calidad de las piezas conservadas.

Para la Iglesia católica, los ornamentos con que se cubren los ministros ordenados cumplen diversas funciones: responden al carácter sagrado y festivo de las celebraciones; contribuyen a su esplendor, solemnidad, dignidad y decoro; manifiestan la diversidad ministerial, y expresan tanto las características de los misterios de la fe que se celebran como el sentido progresivo de la vida cristiana en el devenir del año litúrgico.

De entre ellos destaca la casulla, prenda propia de los sacerdotes –ya sean obispos o presbíteros–, que se coloca por encima del alba y la estola, y se emplea durante la celebración eucarística y las acciones sagradas directamente relacionadas con ella. Consta de dos partes casi iguales y redondeadas, tiene una abertura superior para introducir la cabeza, y está recortada por los costados, cubriendo al ministro por delante y por la espalda y facilitando el movimiento de sus brazos. Las casullas bordadas son una de las mejores muestras de arte textil, no solo por su historia intrínseca, sino también por la calidad de los tejidos (terciopelo, damasco, raso, etc.), la belleza de sus bordados (realizados con hilos de oro, plata y seda), y la vistosidad de la pasamanería que las guarnece.

San Andrés bordado en una casulla. Foto: Diócesis de Zamora

Los bordadores zamoranos

Los archivos parroquiales registran numerosos nombres de brosladores o bordadores profesionales establecidos en la ciudad de Zamora. La nómina de quienes trabajaron para las iglesias de la diócesis es extensa. Estos maestros, regentes de talleres organizados, trabajaban confeccionando y bordando capas pluviales, casullas, dalmáticas, frontales, mangas de cruces, estandartes, etcétera. Empleaban diversas técnicas, como el bordado sobrepuesto, el de aplicación y el bordado al pasado, y diversos tipos de puntos, como los de sedas (punto de matiz, punto liso, cadeneta, pespunte, punto de arena y punto de cordoncillo), de oro (como el oro tendido o llano –utilizado para los fondos con formas geométricas– y el picado), y de oro y seda (como el oro matizado).

Con este complejo trabajo manual se intentaba imitar los efectos de volumen, profundidad, gradación cromática y claroscuro, propios de la pintura. Elevadas cotas de calidad se aprecian sobre todo en las bandas verticales o cenefas de imaginería, en cuyos encasamientos y tondos se representan escenas o figuras aisladas de Dios Padre, Cristo, la Virgen María, los apóstoles y otros santos, sobre fondos neutros o paisajísticos. Fuera de ellas, se multiplican los elementos ornamentales, propios de los repertorios decorativos de cada época.

Viky Esteban / Diócesis de Zamora

Rara avis

Manteniéndose fiel a uno de sus objetivos fundacionales y siendo paradigma de espacio dinámico y cambiante, el Museo Diocesano de Zamora inauguraba el 3 de enero la que ya es su 15ª exposición temporal; y lo hacía dedicando la misma a un tema que no suele ser protagonista de estas muestras artísticas programadas: casullas bordadas de entre los siglos XV y XVII. Si bien es cierto que suele ser habitual apreciar expuestos ornamentos litúrgicos en las colecciones de los museos catedralicios y diocesanos, o algunos ejemplos formando parte de discursos expositivos más amplios, no lo es tanto que estas piezas que engrosan el grupo de las hasta no hace mucho injustamente denominadas artes menores, sean el centro de una exposición.

El conjunto de obras ubicadas en el templo románico sede del museo zamorano, permite contemplar una evolución de estos trabajos realizados mayoritariamente por hombres, existiendo una evolución y pudiéndose trazar una línea estilística que avanza desde las piezas más antiguas con evidente gusto gótico, pasando por un bordado que trata de trasladar al tejido las máximas de la pintura renacentista, hasta llegar al triunfo decorativo propio del barroco más ornamental.

Lamentablemente y debido a los cambios de gusto, la fragilidad de los materiales y el uso continuado, no siempre han podido llegar hasta nuestros días este tipo de tejidos bordados. Exquisitos trabajos confeccionados con hilos de seda, plata y oro decoran las 13 prendas propias de los sacerdotes que actualmente pueden contemplarse en la iglesia de Santo Tomé como pequeña muestra de la época de esplendor del bordado erudito de tipo litúrgico dentro de la diócesis de Zamora.

Manuel Benito
Técnico del Museo Diocesano de Zamora