Los médicos ya no consideran al Papa en peligro inminente
Una grabación de 27 segundos con un breve saludo desde el Gemelli dio testimonio el 6 de marzo de la debilidad y, a la vez, la fuerza del Santo Padre. Desde el lunes se le considera fuera de peligro inminente
En una de sus primeras declaraciones justo después de que el Papa fuera hospitalizado, los médicos destacaron la enorme resistencia de su corazón. Y ahora que la neumonía bilateral y la infección polimicrobiana han dejado de poner en «peligro inminente» su vida, como se anunció el pasado lunes, bien podría decirse lo mismo de sus pulmones. Francisco, de 88 años, ha superado tres duras semanas de hospitalización y cuatro aparatosas crisis respiratorias.
«Personalmente, no me sorprende la enorme resistencia que está demostrando», reconocía el periodista Antonio Pelayo, experimentado observador de la realidad vaticana. «Es la misma que hasta hace pocos meses le ha permitido hacer viajes extenuantes como la gira por Asia en septiembre, el viaje de unas semanas después a Luxemburgo y Bélgica, y luego a Ajaccio», en Córcega (Francia).
Pero los médicos le han pedido que evite recibir visitas. En las declaraciones del portavoz del Vaticano se ve entre líneas que al Santo Padre le pesa mucho no poder moverse de su habitación, no poder asomarse a la ventana y no poder ver a nadie. Si los mejores momentos del pontificado han sido sus espontáneos encuentros con la gente, sus llamadas telefónicas por sorpresa o sus fotografías con invitados en Santa Marta, la neumonía bilateral le ha obligado a dejarlos de lado.
Esa necesidad de comunicar explica que el 6 de marzo quisiera grabar un conmovedor mensaje de voz con el teléfono móvil de uno de los gendarmes que vigilan su apartamento, para dar las gracias a quienes lo están acompañando cada día en encuentros públicos de oración.
El Papa está siguiendo online los ejercicios espirituales de la Curia, que predica el franciscano Roberto Pasolini bajo el título Esperanza en la vida eterna. «Enviamos nuestro saludo más querido al Santo Padre», dijo cuando se supo que Francisco estaba conectado. «Esperamos que el tema de la vida eterna sea una medicina extra en estos días tan especiales y de prueba», continuó. Recordó que desde la perspectiva de fe «lo que está viviendo el Papa no es malo, independientemente de cómo termine. No hay nada dramático, no hay que hablar de eso como si fuera una tragedia».
Antes, lamentó que la fe en la vida eterna «no sea contestada sino ignorada». «Frente a esta indiferencia, los creyentes debemos redescubrir el valor y la belleza de la vida eterna, devolverle su auténtico sentido. Esta tarea es urgente en el Jubileo y en el momento de profundo sufrimiento que atraviesa el Papa», propuso.
La noticia llegó en un momento delicado. La neumonía había entrado en una fase de estabilidad y los partes médicos eran cada día prácticamente iguales. Por eso los doctores anunciaron que espaciarían sus informaciones y darían cuenta de la salud del Pontífice cada 48 horas y no a diario. Como la decisión daría espacio a rumores y filtraciones interesadas, Matteo Bruni, portavoz del Vaticano, salió rápidamente al paso: «Eso no significa que no se dará información diaria sobre Francisco», se comprometió. Luego, lanzó la sorpresa: «Además, os comunico que esta noche antes del rosario en San Pedro escucharemos la voz del Papa, un breve mensaje grabado hoy en el Gemelli». Sin más detalles, avisó de que la grabación era un poco dura, pues se notaba su sufrimiento.
Una hora más tarde, desde el atrio de la basílica, el cardenal español Ángel Fernández Artime, que guiaba el rosario, explicó que «el Santo Padre nos ha enviado un saludo con una grabación, para que escuchemos su voz quienes estamos aquí y el mundo entero. Es para tantas personas, católicas, cristianas, mujeres y hombres de buena voluntad que están cerca de él y rezan por él».
Entonces resonó de nuevo en la plaza la voz del Pontífice. Podía oírse su respiración entrecortada, su voz fatigada, el sonido de la oxigenoterapia y el eco de las cuatro crisis que ha superado en pocos días. «Agradezco de todo corazón las oraciones que hacen por mi salud desde las plazas. Los acompaño desde acá. Que Dios los bendiga y que la Virgen los cuide. Gracias». Esa grabación de solo 27 segundos y 29 palabras dijo más sobre su salud que tres semanas de boletines médicos. En su debilidad, mostró la fuerza arrolladora del corazón de Francisco.