Los mayores de Valdemoro y los niños de Benín, unidos en la distancia - Alfa y Omega

Los mayores de Valdemoro y los niños de Benín, unidos en la distancia

El centro de mayores Geriatros, de Valdemoro, ha puesto en marcha un mercadillo solidario con objetos artesanos realizados por los residentes para colaborar con la misión Tanguiate, en Benin, donde sor Cristina Fernández, hija de una de las residentes de Geriatros, desarrolla su labor misionera

Rosa Cuervas-Mons
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Aunque lleva tres años visitando a su madre en la residencia de mayores Geriatros Valdemoro, ha sido este 2014 cuando la hermana Cristina Fernández, misionera teatina, ha encontrado en los mayores el mejor aliado para ayudar a los niños de la misión de Tanguieta (Benín), en la que trabaja.

«Los responsables del centro me pidieron que hablara a los mayores de la misión, y yo, además de contarles mi testimonio, les enseñé algunas fotos», explica a Alfa y Omega la hermana Cristina.

Esas imágenes, cuenta, fueron como un baño de realidad para los residentes del centro, que, por primera vez, pusieron nombres y apellidos a la tragedia de la pobreza extrema: niños con enfermedades sin tratar, madres que no pueden alimentar a sus hijos y adultos que llegan al centro sanitario en coma por haber estado, como manda la tradición, en manos de curanderos y no de médicos.

Surgió entonces la idea del mercadillo, con objetos cedidos por los mayores e incluso pulseras y otras manualidades fabricadas por ellos. El dinero recaudado va íntegro a la misión de Benín, al Hospital de San Juan de Dios de Tanguieta donde están la hermana Cristina y el resto de teatinas misioneras.

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«Lo han vivido intensamente», reconoce sor Cristina, que agradece a los mayores el esfuerzo realizado porque sabe que, por poco que se recaude, el dinero es muy necesario en este país pacífico y tranquilo, donde la falta de riqueza ha evitado, en cierta manera, las guerras que devastan otros lugares de África. En Benin, con sólo un 15 % de población católica, las hermanas teatinas atienden también a musulmanes y animistas, sin importar su credo, en una misión que lleva en marcha ya 44 años.

Sor Cristina, que llegó a Benín hace 27, continúa sorprendiéndose del ritmo de vida que impone la moderna sociedad española, pero no juzga. «Al principio es inevitable, pero luego te das cuenta de que, si pasaras más tiempo aquí, acabarías metida en el mismo círculo», señala para reconocer, eso sí, que antes de comprar cualquier cosa no puede evitar pensar a cuántas familias se alimentaría en África con ese mismo dinero. «Lo importante -dice- es no perder los valores».

El hospital de Tanguieta tiene una página web y la comunidad de teatinas otra, en las que figuran las formas de ayudar a esta misión.