Los expertos rechazan las pretensiones de los supuestos herederos de los templarios
Entre la multitud de grupos que dicen ser templarios hay organizaciones esotéricas y masónicas, asegura Luis Santamaría, cofundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas
Los expertos no conceden ninguna credibilidad a la pretensión de una organización de que sus miembros sean reconocidos como herederos de los templarios. En los últimos días, diversos medios se han hecho eco de la demanda de conciliación interpuesta por la Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo contra el Papa Francisco. En ella, exigen la rehabilitación de la orden, disuelta en 1312 «de manera ilegítima». Reclaman una autorización para formar «un ejército o cuerpo armado» y que los templarios medievales torturados o asesinados sean considerados mártires, entre otras reivindicaciones.
No es la primera vez que la Orden Soberana del Temple de Cristo solicita estas cosas. En 2005, 2006 y 2007 presentaron sendas demandas de conciliación, que terminaron en 2008 con un recurso de apelación contra Benedicto XVI. El 11 de enero pasado, presentaron otra demanda similar a las primeras en el Juzgado de Primera Instancia 73, de Madrid.
Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña, catedrático de Historia Medieval en la Universidad CEU San Pablo, desmiente estas pretensiones. Explica que «los templarios fueron disueltos en 1312. Hubo muchos que fueron procesados o ejecutados en Francia». Es el caso de su último gran maestre, Jacques de Molay, en 1314. «Pero en el resto de Europa se integraron en otras órdenes como la de Calatrava o en la Orden del Hospital —actual Orden de Malta—». Esto implica que «no hay ninguna continuidad hasta hoy».
«Multitud de asociaciones»
De hecho, esta entidad no es única en su especie. «Hay multitud de grupos y asociaciones que dicen ser herederos de los templarios», explica Luis Santamaría, uno de los fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Además de la Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo, existen la Orden Soberana y Militar del Temple de Jerusalén o la Soberana Orden Monástico Militar de los Caballeros Templarios Gran Priorato de Sicilia Federico II de Sicilia, entre decenas de otras entidades similares. Hay incluso una Alianza Federativa Internacional Templaria.
Santamaría abunda en que estos grupos son de distintos tipos. Algunos están «fundados por personas aficionadas a lo medieval y a lo misterioso, en muchas ocasiones sirven para mezclar lo estético, las ínfulas de nobleza y una cierta actividad más allá de sus ceremonias, ya sea social (beneficencia), ya sea cultural» o incluso religiosa. Otros insisten en «ser reconocidos por el Vaticano, dirigiéndose a los Papas para solicitar su restauración».
«Buscan infiltrarse en determinadas instancias, hacerse fotos en iglesias con autoridades eclesiásticas» y conseguir legitimidad. A veces, apunta el experto, su fin último es «la simple vanidad de aparecer en el mundo como depositarios de un saber oculto», rasgo común a todas las agrupaciones esotéricas.
Grupos masónicos
Por último, concluye Santamaría, hay organizaciones que «no son otra cosa que grupos esotéricos, rosacruces y hasta directamente masónicos. La masonería ha querido hacerse, en gran medida, sucesora natural de la Orden del Temple», aprovechando el mito de que los templarios supervivientes crearon agrupaciones secretas que terminaron convirtiéndose en logias.
De hecho, relata, «hace unos años el obispo de una diócesis catalana consultó conmigo porque una asociación había pedido celebrar una Misa por el eterno descanso de Molay». Al investigar a esta entidad, descubrió que «era una agrupación esotérica de origen masónico y que se consideraba descendiente de los templarios». Utilizaban un nombre que se confundía «casi literalmente» con la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro, que junto con la Orden de Malta son las dos únicas órdenes de este tipo reconocidas por la Iglesia.
Respecto a sus pretensiones de ser reconocidos, ya en 2012 la Secretaría de Estado del Vaticano hizo público un breve documento sobre las órdenes ecuestres. En él, se afirmaba que «la Santa Sede reconoce y tutela solamente a la Soberana Orden Militar de Malta y la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, y no tiene intención de hacer innovaciones en este sentido».