Los obispos auxiliares de Madrid retoman la visita pastoral - Alfa y Omega

Los obispos auxiliares de Madrid retoman la visita pastoral

En un año marcado por el Sínodo, los cuatro prelados visitan las vicarías I, II, III y IV para encontrarse con los fieles y animar su camino de fe, siempre en clave de comunión

Begoña Aragoneses
Monseñor Martínez Camino el curso pasado en la parroquia San Pablo VI de Tres Cantos. Foto: Gerardo Dueñas

Los obispos auxiliares de Madrid visitarán, en nombre del cardenal Carlos Osoro, las comunidades parroquiales de las vicarías I, II, III y IV de la diócesis, continuando la visita pastoral que iniciaron en 2018 por las vicarías V, VI, VII y VIII. Durante esta semana se están celebrando las Eucaristías de envío a cada territorio, presididas por el purpurado. Como explica José Cobo, que acudirá a la Vicaría I, las visitas pastorales se hacen para «ejercitar la presencia del obispo en cada lugar de la diócesis», en un signo de cercanía, y son una «oportunidad de tomar el pulso a la vida de la comunidad». También de detectar los retos pastorales que hay por delante, no aplicando recetas únicas, puntualiza, sino adaptándolos a cada realidad. Para Cobo, el mensaje clave de este año es el de «ponernos en estado de misión», impulsando la vida laical. En realidad, las visitas no son «una inspección o un mirar una vitrina», sino un «estar juntos, hablar, escuchar y ver juntos, en un ejercicio –que en realidad es muy antiguo– de sinodalidad, cómo percibimos lo que Dios nos pide».

«La visita pastoral quizá sea de las tareas más gratas» para un obispo auxiliar, reconoce Santos Montoya, que acudirá a la Vicaría II. Con el objetivo de «animar la fe y la evangelización», Montoya se prepara fundamentalmente «tratando de no estorbar» y con encuentros previos para diseñar la visita. «Cada párroco elabora una propuesta en función de las realidades eclesiales que tiene: colegios, residencias de ancianos, hospitales…». La idea es «que no haya decorados», esto es, «que nos encontremos con la realidad concreta, porque se construye desde ahí». Siempre hay un enriquecimiento, porque se aprecia el trabajo grande de «sacerdotes entregados» y de fieles laicos, además de la realidad de la vida consagrada, de los profesores, incluso de los políticos en los ayuntamientos. «Cuánto desahogo, consuelo y esperanza repartidos en tanta tarea», exclama.

La parroquia «no es una burbuja», como ya apuntaba Cobo, y Montoya añade que «se inserta en una realidad concreta, en un barrio, en un arciprestazgo, en una diócesis», en relación con otras diócesis y, finalmente, en Roma. Por eso, se trata de ver «cómo transmitimos los documentos del Vaticano, de la CEE, cuáles son las intenciones pastorales de la diócesis», reconociendo que se «está en contexto de comunión». Y en esto, «la importancia de la comunicación es clave».

A la sinodalidad se refiere también Jesús Vidal, ahora que además se acaba de abrir la fase diocesana del Sínodo de los Obispos. «Mi pequeña experiencia es que la visita pastoral, en la que el obispo camina con su pueblo, es un momento precioso para practicarla». Él recorrerá la Vicaría III en dos años: el primero, los distritos de Vicálvaro y Moratalaz, y el segundo, Centro y Retiro. Barrios antiguos y nuevos en los que «será bonito descubrir esas realidades diversas», y a los que quiere llevar «esperanza y, con la gracia de Dios, algo de luz». Si hay encuentros que Vidal espera con especial ilusión son con las familias, con los mayores y con los migrantes. Las familias, que «se fían de la Iglesia» para que sus hijos terminen su proceso de iniciación cristiana; las personas mayores, por todo lo que aportan de «experiencia grandísima de vida de Iglesia; quiero poner empeño en escucharlos»; y los migrantes, cuya realidad «se comprende mejor» cuando se habla con ellos.

La vicaría IV, que incluye Retiro, Puente de Vallecas y Villa de Vallecas, recibirá la visita de Juan Antonio Martínez Camino, SJ.

En camino

En la apertura de la fase diocesana del Sínodo, el domingo, el cardenal Osoro incidió en que «no estamos abriendo un parlamento ni un sondeo de opiniones», sino que «la Iglesia universal se pone en camino» y, a través de cada Iglesia particular, inicia una consulta en la que el primer «protagonista» es el Espíritu Santo. «Todos estamos llamados a participar en la vida y en la misión de la Iglesia», aseveró.