Loreto Gordo, influencer: «Cuidar el matrimonio es esencial para la familia»
La creadora digital e influencer Loreto Gordo está convencida de que «el concepto de familia tiene bastante tirón en las redes sociales». Su perfil en Instagram, seguido por más de 35.000 personas, lo confirma
¿Cómo se convierte uno en influencer? ¿Cómo fue en su caso?
Buena pregunta… Cuando empecé con el blog y con las redes sociales, hace ya diez años, mi objetivo no era ser influencer. Simplemente, quería dedicarle tiempo a lo que me apasionaba, en mi caso: la moda. Me encantaba leer sobre el concepto de elegancia, descubrir nuevos referentes e iconos de estilo, conocer las tendencias del momento…, y todo ello lo contaba como mejor sabía/podía. A medida que iban pasando los meses, los años… vas evolucionando a la hora de redactar contenido y vas conociendo también tu audiencia y lo que le gusta. Fui muy constante con el blog durante años y mi gran apoyo fueron las redes sociales, especialmente Facebook, donde llegabas a más gente, y posteriormente Instagram.
Entonces, siempre que publicaba una entrada en el blog la compartía en todos los canales (Twitter, Facebook, Instagram, Pinterest…) y recuerdo como empecé teniendo 50 seguidores en Instagram –familia y amigos cercanos–. Luego ya pasé a tener 200, 500, 3.000, 10.000, y a día de hoy 35.400. Es un trabajo de muchos años, hay que ser muuuuy constante, y muchas veces te dan ganas de tirar la toalla porque se evoluciona muy lento.
¿Da vértigo dejar un trabajo por cuenta ajena para dedicarse de forma autónoma a las redes sociales?
Siempre da vértigo lo desconocido y la incertidumbre, pero el que no arriesga, no gana. Sí que es verdad que yo siempre intenté compaginar un trabajo remunerado con las colaboraciones en redes sociales, y estuve así varios años. Pero a medida que vas creciendo en número de seguidores, son las agencias de comunicación las que se ponen en contacto contigo para ofrecerte campañas con firmas consolidadas y muy reconocidas en el sector. Empecé a cerrar tres, cuatro, cinco campañas remuneradas al mes, y ahí fue cuando me animé a dedicarme en exclusiva a Instagram como creadora digital.
Por lo menos la conciliación será mucho más fácil.
Sí, no te lo voy a negar, es mucho más cómodo y flexible. Ahora tengo a Vega conmigo en casa, que tiene 7 meses y el tiempo me cunde menos, pero cuando estén ya las tres en la guarde y en el cole el curso que viene, tendré mi jornada laboral de 8 horas en casa como cualquier otra persona. Lo que pasa es que al estar en casa no tengo ayuda para las tareas del hogar y voy compaginando casa/trabajo/niñas.
¿Qué significa la familia para usted?
Mi familia para mí lo es todo. Ellos son lo primero y todos los días le doy las gracias a Dios por el marido que tengo, Fer, y los tres regalos que nos ha hecho: Loreto, Martina y Vega. Me siento muy afortunada y me encanta cuidarles, hacerles felices y estar al 100 % para ellos.
En su perfil ha hablado en alguna ocasión del Proyecto de Amor Conyugal. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Qué importancia tiene formarse y cuidar el matrimonio?
El Proyecto de Amor Conyugal (PAC) ha sido una de las mejores experiencias a nivel espiritual y conyugal. Yo me casé hace seis años pensando que no podía estar más enamorada de Fer, pero qué equivocada estaba. El retiro marcó un antes y un después en nuestro matrimonio y se lo estoy recomendando a todas mis amigas casadas. Gracias al retiro pude descubrir y conocer mejor mi verdadera vocación, y ver el matrimonio como Dios lo pensó. Te contaría más, pero no quiero revelar nada.
Se lo recomiendo a todos los matrimonios que se han casado, no importa que lleven dos años casados, cinco, diez… De hecho, cuanto antes mejor. Y súper importante: no tienes que estar en crisis para hacerlo, que normalmente la gente asocia estos retiros a crisis matrimoniales y no tiene que ser así para nada. Se trata de descubrir el verdadero sentido del matrimonio y las gracias que nos da este sacramento.
Cuidar el matrimonio es esencial para la familia. Para los esposos –marido y mujer– y para los hijos (en caso de que los haya) porque es lo que ven y presencian en sus casas en el día a día. Es muy importante crear un ambiente en el que haya amor, paz, respeto, entrega… Y esa paz y serenidad, en nuestro caso, solo la encontramos en Dios. De ahí que tengamos la necesidad de asistir a retiros espirituales, seminarios, la Misa… y de hacer la oración conyugal, cosa que aprendimos en el retiro del PAC.
¿El concepto de familia tiene tirón en las redes sociales?
Yo creo que tiene bastante tirón, afortunadamente. Ser padres no es tarea fácil, pero si tienes a alguien de referente que te gusta su estilo, su idea de educar, de transmitir valores, de comunicar, de amar, de ver cómo organizan su vida familiar… al final te ves reflejado en ese perfil y sientes como ese punto de apoyo. Lo que buscamos es inspiración, comprensión… Hay muchas cuentas que nos deleitan con belleza, sabiduría e ideas inspiradoras.
Yo, por ejemplo, cada vez que he anunciado un nuevo embarazo, hay muy buena respuesta por parte de la gente. De hecho, suelen ser las publicaciones que más éxito tienen. Una nueva vida siempre es motivo de alegría, y eso gracias a Dios, se ve con muy buenos ojos en Instagram.
En sus redes sociales se ven muchos momentos familiares. ¿Cómo distingue uno hasta dónde se puede enseñar y qué es mejor guardar?
Sí. Como he comentado antes, a la gente le gusta ver tu vida, tu día a día, tu familia… Al final es lo que más gancho tiene, pero creo que debe hacerse siempre con respeto y de forma equilibrada. Todo tiene un límite.
A mí, por ejemplo, me chiflaría mostrar a mis niñas, porque son mi vida y mi felicidad, pero al tener un perfil público y llegar a más gente, me da un poco de miedo y respeto. Las redes sociales pueden ser muy buenas, pero también hay mucho loco, y mejor respetar su intimidad hasta que ellas tengan la capacidad para tomar decisiones tan importantes como mostrar su identidad en redes sociales.
Los menores tienen derecho a la intimidad personal, familiar y a la propia imagen. Nosotros hemos decidido mostrar la carita de Vega porque estuvo muy malita y mucha gente rezó por ella. También porque de bebés los rasgos cambian mucho de un mes a otro. Cuando cumpla el año haremos lo mismo que hemos hecho con sus hermanas mayores y no mostraremos su cara.
Existen varios casos sonados de personas que transmitían una vida de color de rosa a través de sus perfiles y fuera de las pantallas han terminado sufriendo una depresión. ¿Las redes sociales contribuyen a maquillar la verdad? ¿Qué importancia tiene valores como la sinceridad o la verdad en Instagram?
Yo creo que por naturaleza todos tendemos a compartir siempre lo bonito, ¿no? En general, no nos gusta la gente tóxica, crear mal ambiente… La queja y el desánimo están mal vistos, ya hay muchos problemas en el mundo como para encima contar los nuestros Creo que por naturaleza el ser humano tiende a compartir alegría, las cosas bonitas, transmitir buena energía, positivismo… a mostrarnos perfectos, aunque eso es un error porque nadie es perfecto. Querer mostrarnos así todo el día es agotador y si lo hacemos el nivel de exigencia siempre va a ser mayor, y al final nos acaba pasando factura con crisis de identidad, de ansiedad, depresión, etc.
Siempre digo que hay buscar el equilibrio y mostrar las dos caras de la moneda. Si un día estás feliz porque te ha tocado la lotería, comparte esa felicidad con tus seguidores, pero si un día estás triste o desanimado por ciertos motivos, creo que es bueno compartir también esa tristeza con tus seguidores. Por un lado, por que con tu actitud ante ese problema, o situación difícil, puedes ayudar a los demás y, por otro, por que puedes encontrar muchísimo apoyo o personas que compartan sus problemas y te hagan abrir los ojos ante los problemas de los demás y no centrarte en tu desdicha exclusivamente. Creo que los seguidores, en el fondo, quieren –queremos– eso: personas reales, auténticas, de carne y hueso, con emociones como ellos. Tenemos que ser nosotros mismos en cada momento, y si Instagram o cualquier otro canal te está haciendo daño y autodestruyendo, hay muchas cosas que plantearse.
¿Qué lugar tiene la fe en su vida?
La fe en mi vida ocupa un lugar muy importante, de hecho, no concibo la vida sin fe. Todos los días doy gracias porque mis padres me la hayan inculcado desde pequeña. No podría vivir tranquila ni en paz sabiendo que Dios no existe… para mi Dios es mi refugio de paz. Cada vez que acudo a Él vuelvo serena, en paz, feliz… Reconozco que me gustaría practicar más mi fe. Estoy en una época de mi vida un poco complicada con un bebé en casa, un gran volumen de trabajo y mucha logística de niñas, colegios y casa. No me gusta excusarme y sé que en esta vida todo es cuestión de prioridades. Estoy aprendiendo a organizarme mejor para poder asistir todos los días a la Santa Misa, ya que desde que hice el Seminario de Vida en el Espíritu, hace casi tres semanas, me he enamorado aún más de Dios y le necesito a diario. ¡Cómo cambia la vida cuando empiezas el día con Él!
Y hablando del seminario… ¡se lo recomiendo a todo el mundo! Es una experiencia maravillosa, algo inexplicable, sobrenatural; en algunos momentos de ese fin de semana sentimos estar en el cielo, o al menos tocarlo, estando aquí en la tierra… ¿Hay algo más increíble que eso?