Los martes son surrealistas en las noches del Lara. Estamos, no les voy a engañar, ante una obra complicada, seguro que objeto de filias y fobias. Filias para los amantes del teatro del absurdo contemporáneo. Fobias para los más conservadores.
Locuras cotidianas es una obra checa del dramaturgo Petrz Zelenka, estrenada en Praga en 2001 y que, ojo al dato, permaneció 9 años en cartel de forma ininterrumpida. Dicen los sabios que está considerado el Woody Allen de la comedia checa. Así que, ¡cómo no probar con ella en España!
Lo que nos ofrece este hilarante guión es una fauna bastante compleja. Un panorama humano de lo más heterogéneo, pero todo, si me permiten, fruto de la más absoluta soledad. Petr, el protagonista, es un joven treintañero con un complejo mundo interior que no entiende ni él; está a punto de volverse loco porque quiere recuperar a Jana, su novia, que va a casarse con un tipo un tanto medroso. Mientras este enredo se desarrolla, Petr saca unos euros mirando copular a dos de sus vecinos –incomprensible, la verdad–.

Otro escenario llega de la mano del mejor amigo de Petr, un muchacho un tanto asocial que convive con un maniquí de mujer a la que considera su novia. Tanto, que termina por hacerla real, al más puro estilo Pigmalión. La tercera trama procede de la familia de Petr, donde una madre obsesiva e histérica pasa sus días agobiándose con enfermedades ajenas; y un padre pusilánime pasa las horas contando burbujas de cerveza.
A mi no me resultó una obra fácil. Quizá no es mi estilo, yo soy más directa. Pero reconozco que es un texto muy inteligente, cargado de ironía y cinismo. Y que merece la pena pararse a releer. Fueron los comentarios posteriores con mi buen amigo Carlos los que me hicieron reflexionar sobre que este totum revolutum de locura, bailes y hasta canciones en directo no era otra cosa que una forma muy retorcida de mostrarnos que las personas, todas, tenemos esas pequeñas locuras cotidianas. Sólo que Zelenka las eleva hasta las nubes, claro. Todos dudamos si somos cuerdos o no, si es más feliz aquél que cumple con lo establecido, o el que se deja llevar por esas miserias y se las toma como algo divertido en lugar de cómo un estigma. También habla de que todos nos desesperamos, nos obsesionamos con las enfermedades, no nos comprendemos ni a nosotros ni a quienes tenemos enfrente… y sobre todo y ante todo, anhelamos ser queridos. Como el padre de Petr, quizá el personaje más melancólico y a mi gusto, más conseguido.
Una de las grandes atracciones de la obra es su elenco. The Zombie Company cuenta con caras tan conocidas como la de Pepa Rus (Aída), en el papel de Jana, o Esperanza Elipe (Camera Café) en el de la madre hipocondríaca. Alfonso Torregrosa –muy logrado en el papel del padre–; Carmen Mayordomo, José Ángel Trigo, Fran Arráez y David González completan el elenco. EL director, el prolífico Carlos Be, ha estrenado obras en Colombia, España, Estados Unidos, Italia, Panamá, República Checa y Venezuela, y han sido traducidas al checo, eslovaco, inglés, italiano y polaco. Sin duda, una buena carta de presentación.
★★☆☆☆
Teatro Lara
Corredera baja de san Pablo, 15
Callao
OBRA FINALIZADA
