Líder indígena hondureña: «Tres mujeres sufrieron abortos por la represión»
María Felicita López, activista lenca en La Paz, denuncia cómo las mujeres indígenas sufren de manera especial la contaminación y el impacto del extractivismo
Usted es la coordinadora de los derechos de las mujeres de la Asociación de Comunidades Indígenas Lencas de La Paz Honduras. ¿Qué tipo de violaciones de sus derechos sufre su pueblo?
Una de las situaciones más difíciles que hemos tenido ha sido la lucha contra el extractivismo de los proyectos hidroeléctricos y madereros. Hay cuatro empresas hidroeléctricas, dos mineras y 14 planes de manejo. Un ejemplo es el municipio de Santiago de Puringla, donde hay una concesión a la hidroeléctrica Centroamericana de 44 manzanas de territorio, que se les entregaron sin una consulta previa, libre e informada a los indígenas. Esto ha ocasionado impactos a seis comunidades, que no tienen acceso al agua o no pueden tomarla porque está contaminada. El año pasado se ahogó una niña de 14 años intentando cruzar una represa donde no hay control ni pasos. También se ahogan animales, como el venado de las personas. No hay reparación de estos daños. También hay deforestación, siendo un área protegida. Se han puesto demandas ante la Fiscalía Especial de Protección de las Etnias y ante la Fiscalía de Marcala, y no ha habido ninguna respuesta. De hecho, lo que ha habido es una criminalización y persecución a los defensores de los derechos humanos.
¿Cómo?
En 2021 asesinaron al compañero Félix Vázquez, que daba acompañamiento a este territorio. Hay otros compañeros con procesos judiciales por denunciar la situación que están viviendo estas comunidades, como José Santos o Victor Vázquez, que en nuestra organización es el encargado de documentar los casos de violación de derechos humanos. Antes había recibido un impacto de bala policial y casi le tuvieron que amputar la pierna. Después estuvo seis meses en el centro penal de La Paz. Tres mujeres de las que iban a esperar en la calle, fuera de la Fiscalía, las resoluciones de los casos contra los compañeros tuvieron abortos por la represión que se vivió. Solo en nuestra organización, los compañeros han tenido 44 demandas y seis requerimientos, pero no han podido probar ninguna acusación.
Usted y otras mujeres indígenas están visitando España, en el marco del Día Internacional de la Mujer, de la mano de Entreculturas y Alboan y de su campaña Defensoras de la casa común. El año pasado estas ONGD denunciaron que las mujeres se ven más afectadas por las violaciones de derechos humanos y ambientales. ¿Es así en su caso?
Somos quienes lavamos con el agua contaminada, y las que tenemos que luchar contra las enfermedades que cogen nuestros hijos al consumirla: basca [náuseas, N. d. R.], diarrea, fiebre y enfermedades de la piel. Estamos enterrando niños, y estamos expuestas a cualquier cosa. Para los varones es más fácil emigrar que para nosotras, porque somos las mamás y las encargadas de cuidar a las personas mayores. Y cuando criminalizan a los esposos, ellas se quedan enfrentándose a cómo defenderlos y a la vez mantener a sus hijos.
¿A ellas no se las criminaliza?
Le pongo el caso del consejo indígena de Nueva Palestina, donde criminalizaron tanto a hombres como a mujeres, incluidas mamás que todavía amamantaban a sus bebés. Hubo un desalojo terrible, los echaron de sus tierras, quemaron y destrozaron sus casas y su comida, y se quedaron sin un sitio donde dormir.
¿Cómo se ayudan entre sí las mujeres en esta situación?
Si yo tengo maíz y la compañera no le puedo compartir un poquito. O frijoles. Además estuvimos en la calle esperando que salieran las resoluciones de las compañeras. Dormíamos en el suelo y había días que solo amanecíamos con un vasito de agua y un banano. Logramos su libertad, pero siguen teniendo que ir a firmar al Juzgado.
Sería importante que se fortalecieran los programas de seguridad para estos defensores, que están en riesgo. Pero a pesar de todo seguimos trabajando por los derechos indígenas, por los derechos humanos y por el agua.