María del Rosario Sáez Yuguero: «La Iglesia es más que la Curia vaticana» - Alfa y Omega

María del Rosario Sáez Yuguero: «La Iglesia es más que la Curia vaticana»

En el contexto del Día Internacional de la Mujer, la rectora de la Universidad Católica de Ávila reivindica la aportación femenina en la Iglesia desde hace siglos

Fran Otero
La rectora pertenece al Instituto Secular Cruzadas de Santa María. Foto: UCAV.

¿Cómo valora la situación de la mujer en la Iglesia?
Desde siempre, la mujer ha tenido un papel importantísimo en la Iglesia, aunque, quizás, se desconoce. Hace un año organizamos en Roma un congreso sobre doctoras de la Iglesia como Teresa de Jesús, Catalina de Siena, Hildegarda de Bingen o Teresa Benedicta de la Cruz, entre otras, y resultó muy enriquecedor ver cómo mujeres que vivieron hace 500 años siguen vivas en tantas instituciones de la Iglesia. Aunque también es cierto que hay clericalismo y que algunas mujeres pueden estar relegadas a tareas más secundarias y no ocupan puestos de relevancia.

No es su caso.
Soy rectora de una universidad de la Iglesia católica. Hay una cierta leyenda sobre que la mujer no tiene en la Iglesia el papel que le corresponde. Hace falta un cierto equilibrio y ver que son muchas las mujeres fundadoras, doctoras, escritoras… que han llevado a cabo obras ingentes, fundando colegios y obras hospitalarias cuando el Estado no se ocupaba de nada de esto. Ha habido grandísimas mujeres. Hoy se pone el punto de mira en si hay presencia femenina en la Curia vaticana, pero la Iglesia es mucho más que eso.

Me hablaba antes de grandes mujeres. Unas muy conocidas, como Teresa de Jesús, pero otras no tanto. ¿Les pasa como a algunas científicas, por ejemplo, que nadie sabe que existieron?
Nos falta difundir su obra, así como la repercusión que tienen actualmente. Parece que solo fuimos a la universidad desde el pasado siglo, pero algunas ya habían desarrollado una gran labor intelectual y científica.

¿Qué pueden aportar estas figuras?
La feminidad, que no es el feminismo radical de hoy, sino que pone de manifiesto esos valores específicos de las mujeres, como son la buena organización, el buen gobierno, la acogida, la generosidad y, por supuesto, la entrega a la Iglesia. Son tantas las mujeres que han dedicado su vida a la expansión del Evangelio. Son muchas las fundadoras de instituciones misioneras que se han dedicado a trabajar con las niñas, la parte más marginada de la sociedad, con mujeres abandonadas y desprotegidas. Es enorme el desconocimiento que hay sobre las mujeres dentro de la Iglesia. Por ejemplo, las rectoras somos mayoría en las universidades católicas, a diferencia de lo que sucede en la pública. Y no estamos por cuota. Yo nunca he sentido discriminación por el hecho de ser mujer, ni cuando estaba en la universidad pública ni ahora en una universidad católica. En cualquier caso, es necesario dar a conocer el papel que tenemos muchas mujeres dentro de las instituciones de la Iglesia en la actualidad.

Bio

Natural de Langa (Ávila), es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca. Se doctoró en la Universidad de Murcia, donde fue profesora y vicedecana de la Facultad de Medicina y Odontología. Es rectora de la Universidad Católica de Ávila desde 2007. Pertenece a las Cruzadas de Santa María.

¿Es este el principal desafío?
Tenemos que comunicar lo que hacemos. No se hace, quizás, porque muchas no buscan el poder ni quieren aparecer, sino que optan por la santidad y esta tiene mucho que ver con la vida oculta. Por eso hay mujeres que han hecho grandes obras en la Iglesia y apenas aparecen. En la sociedad civil sucede al revés: aparecen muchas mujeres que apenas han contribuido en la mejora de la sociedad.

¿Es la mujer uno de los caballos de batalla de la legislación actual y de las ideologías en auge?
Estamos viendo numerosas leyes perversas que, bajo capa de promoción o de conseguir más derechos, lo que hace es borrar a la mujer, reducirla a un mero objeto de placer, algo contra lo que hemos luchado desde que éramos jóvenes. Trabajamos por desarrollarnos, por hacer una carrera, no por ser mujeres objeto. Solo se habla de nosotras desde el punto de vista de la sexualidad, como si no tuviéramos inteligencia, voluntad o corazón. Las últimas leyes aprobadas son preocupantes, pues borran a las mujeres en vez de promover los valores femeninos. Igualdad de derechos y deberes, sí, pero cada uno con su especificidad.

¿Cómo hacen frente a estas ideologías desde una universidad católica?
Procuramos buscar la verdad. Es asombroso cómo nuestros jóvenes, cuando se les presenta la verdad utilizando la inteligencia y el razonamiento, llegan a ver lo que es bueno y bello, la verdad del hombre. Se trata de buscar la verdad sin imponer nada. La sociedad está imponiendo ideologías contra las que no puedes decir nada, porque se te margina civilmente. Es algo inaudito en pleno siglo XXI. El papel de la universidad católica, como el de cualquier otra universidad, debe ser la búsqueda de la verdad mediante una antropología sana, viendo qué es el hombre, qué es la persona, los valores que nos distinguen y qué principios son fundamentales.

Y en esta misión, ¿cómo ayuda la especificidad femenina?
Las mujeres siempre han tenido una vocación especial a la maternidad. Todos sabemos lo que son las madres: la acogida, estar siempre disponibles…

Es la tarea de la Iglesia, ¿no?
Es la misión fundamental: acoger a tanta gente que está sola y que vive sin sentido.