Libertad y cultura

El mundo de hoy se ha convertido en una metáfora de lo líquido: siguiendo el leitmotiv del sociólogo Zygmunt Bauman, el delegado episcopal de Enseñanza de la archidiócesis de Madrid, don Avelino Revilla, abordó la situación de la Educación en España denunciando que, hoy, los jóvenes «no tienen puntos de referencia estables para construir la vida». Muestra de ello es el malestar educativo, la conflictividad escolar, el desaliento de los educadores y la inseguridad normativa de las últimas tres décadas. A ello se añade «la presencia de educadores anónimos», que ven a los jóvenes sólo como «potenciales votantes o potenciales compradores de un producto».

El delegado de Enseñanza de la archidiócesis de Madrid también aludió a la formación religiosa dentro del marco escolar, «íntimamente unida tanto al derecho a la libertad religiosa como al pleno desarrollo de la personalidad humana. Nuestra Constitución recoge el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones; y, a su vez, si la escuela ha de atender a la formación plena de la personalidad del alumno, ha de incorporar también el saber religioso». En definitiva, la asignatura de Religión «sitúa al alumno de forma lúcida ante nuestra tradición cultural, ayuda a los alumnos creyentes a comprender mejor el mensaje cristiano, y a los que se encuentran en búsqueda religiosa les ofrece la oportunidad de conocer la armonía y belleza de la síntesis cristiana».