León XIV ya es obispo de Roma: «Les ofrezco lo poco que tengo y lo que soy»
El Papa ha tomado posesión como obispo de la diócesis de Roma en la basílica de San Juan de Letrán. Al finalizar, se ha detenido en Santa María la Mayor para rezar y visitar la tumba del Papa Francisco
El Papa León XIV ha concluido este domingo los ritos de iniciación de su pontificado con la celebración eucarística celebrada en la basílica de San Juan de Letrán, en la que el Santo Padre ha tomado posesión oficialmente de la cátedra romana como obispo de Roma. Antes de la ceremonia, el Pontífice recibió el homenaje de la capital italiana de manos de su alcalde, Roberto Gualtieri.
«La Iglesia de Roma es heredera de una gran historia, enraizada en el testimonio de Pedro, de Pablo y de innumerables mártires», ha comenzado explicando el Pontífice en la homilía, en la que ha recalcado las tres características propias de «la dimensión materna de la Iglesia», de la que ya habló también el Papa Francisco: la ternura, la disponibilidad al sacrificio y «esa capacidad de escucha que le permite no sólo acudir en ayuda, sino a menudo anticipar necesidades y expectativas, incluso antes de que sean expresadas».
León XIV, ante los cardenales y fieles presentes en la celebración, ha rememorado «el exigente camino que la diócesis de Roma ha recorrido en los últimos años», ante desafíos como «comprender las necesidades y promover iniciativas sabias» dentro de la comunidad, así como en tareas de «evangelización y caridad». En este sentido, ha indicado que «es digno de la historia de esta Iglesia, que tantas veces ha demostrado que sabe pensar “a lo grande”, gastándose sin reservas en proyectos valientes y jugándosela incluso ante escenarios nuevos y desafiantes».

Como ejemplo de todo esto, ha señalado el gran trabajo que conlleva el Año Jubilar, en el que ha estado implicada —y lo sigue haciendo— toda la diócesis romana «Gracias a tantos esfuerzos, la ciudad aparece ante quienes vienen aquí, a veces desde muy lejos, como una gran casa abierta y acogedora, y sobre todo como un hogar de fe».
León XIV ha tomado posesión como obispo de Roma con «el deseo y el compromiso de escuchar a todos para aprender, comprender y decidir juntos». Para ello, «os pido que me ayudéis a hacerlo en un esfuerzo común de oración y caridad».
Como muestra de retomar un camino que ya anduvieron otros sucesores de Pedro, ha nombrado las diferentes formas en las que otros Papas acogieron a su nueva familia diocesana como obispos de Roma. En el caso de Juan Pablo I, su característica sonrisa —era conocido como «El Papa de la sonrisa»— o san Pío X, que les dijo a los romanos: «pongo a vuestra disposición todas mis pobres fuerzas, lo poco que tengo y lo que soy».
En este caso, León XIV ha querido expresar a la diócesis romana «todo mi afecto, con el deseo de compartir con vosotros, en nuestro camino común, alegrías y penas, trabajos y esperanzas. También yo os ofrezco lo poco que tengo y lo que soy».
«Caminamos todos juntos»
Al finalizar la Eucaristía, León XIV se ha asomado al balcón central de la basílica de San Juan de Letrán para saludar a los fieles que estaban congregados en las afueras y que no habían podido ingresar en el templo. Allí, el Papa les ha dirigido unas palabras, invitándoles a «sentir en nuestro corazón que Jesucristo está presente y que siempre nos acompaña en el camino», a pesar de las injusticias que existen en el mundo.
Además, ha reiterado la petición de unidad que ya hizo en su primer discurso como Pontífice: «Caminemos todos juntos. Con vosotros soy cristiano, para vosotros soy obispo». Aclamado por los aplausos de los presentes, el Santo Padre ha terminado impartiendo la bendición apostólica.
Antes de regresar al Vaticano, el Pontífice ha querido detenerse un momento en la basílica de Santa María la Mayor para orar ante el icono mariano de la Salus Populi Romani y visitar la tumba del Papa Francisco. A su ingreso al templo, ha impartido la bendición apostólica a los presentes antes de rezar ante la Virgen, un icono especialmente querido por la piedad popular romana y de gran devoción por los Papas. Al igual que en San Juan de Letrán, el Pontífice se ha asomado al balcón central de esta basílica mariana para dirigir un saludo. «Gracias por estar aquí esta tarde, estoy muy feliz y se lo agradezco de corazón», ha expresado ante el aplauso de los fieles.