El Papa pide unidad entre los cristianos «en un mundo martirizado por la guerra» - Alfa y Omega

El Papa pide unidad entre los cristianos «en un mundo martirizado por la guerra»

León XIV envía un mensaje al movimiento de los Anabaptistas, con motivo de los 500 años de su fundación en Zúrich

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Una celebración anabaptista en la actualidad
Una celebración anabaptista en la actualidad. Foto: Anabaptistworld.

León XIV subraya en un mensaje enviado a los cristianos anabaptistas en inglés la importancia de purificar la memoria para «sanar las heridas del pasado» y «construir un nuevo futuro a través del coraje de amar». Solo así, precisa el Pontífice, «el diálogo teológico y pastoral puede dar frutos que duren en el tiempo».

El movimiento anabaptista nació en Zúrich en 1525, cuando un grupo de discípulos de Ulrich Zwingli practicó el primer bautismo de adultos en la época moderna. La oración expresada por el Papa es que las relaciones sean fraternales, «se profundicen y crezcan».

El Pontífice utiliza las palabras de Jesús resucitado que otorga la paz a los discípulos y que, recuerda, no ha escondido los signos de su Pasión aún visibles en su cuerpo glorioso. «Todos los seguidores de Jesús pueden sumergirse en la novedad radical de la fe y de la vida cristiana», enfatiza el Papa, precisando que, de hecho, este deseo de renovación caracteriza al mismo movimiento anabaptista.

El Papa llama también a católicos y menonitas —la iglesia más numerosa entre las iglesias anabaptistas— a «hacer todo lo posible para vivir el mandamiento del amor, el llamado a la unidad de los cristianos y el mandato de servir a los demás». Incluso las cualidades de honestidad y amabilidad son necesarias al reflexionar sobre la historia común, según León XIV, quien subraya que se trata de una historia «que incluye heridas y relatos dolorosos que influyen en las relaciones y percepciones católico-menonitas hasta el día de hoy». Es importante «esa purificación de la memoria y esa relectura común de la historia que puede permitirnos sanar las heridas del pasado y construir un nuevo futuro a través del coraje de amar». Solo por este camino, observa aún, el diálogo teológico y pastoral puede dar frutos que duren en el tiempo.

Consciente de que esto no es en absoluto una tarea fácil, el Papa recuerda algunos momentos de la vida de Jesús, aquellos en los que se sentía más probado, reveladores de cuán decisivos han sido y son los mandamientos del amor. Y el Sucesor de Pedro vuelve a tratar el tema de la unidad, citando a san Agustín: «Toda mi esperanza está exclusivamente en tu grandísima misericordia. Concede lo que mandas, y manda lo que quieras». Finalmente, añade en su mensaje que es fundamental, en el contexto de nuestro mundo martirizado por la guerra, nuestro continuo camino de sanación y profundización de la fraternidad: «Cuanto más unidos estén los cristianos», concluye, «más eficaz será nuestro testimonio de Cristo, Príncipe de la Paz, en la construcción de una civilización del encuentro amoroso».