León XIV llama a los curas a que «no le teman a su fragilidad» y a renovar su “sí” a Dios - Alfa y Omega

León XIV llama a los curas a que «no le teman a su fragilidad» y a renovar su “sí” a Dios

En la Jornada de la Santificación Sacerdotal les pide ser «pastores capaces de discernimiento, hábiles en el arte de recomponer los fragmentos de vida que se nos confían»

Rodrigo Moreno Quicios
León XIV este viernes en la basílica de San Pedro, donde ha ordenado a 32 nuevos sacerdotes
León XIV este viernes en la basílica de San Pedro, donde ha ordenado a 32 nuevos sacerdotes. Foto: CNS / Lola Gómez.

En la Jornada de la Santificación Sacerdotal, que se celebra este 27 de junio coincidiendo con la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, León XIV ha escrito una carta a todos los sacerdotes del mundo en la que se ha dirigido a ellos «con un corazón agradecido y lleno de confianza» y les ha animado a renovar «su “sí” a Dios y a su Pueblo santo».

El Papa les ha recordado que el Corazón de Cristo «es la carne viva y vivificante que acoge a cada uno de nosotros, transformándonos a imagen del Buen Pastor». Y que revela «la verdadera identidad de nuestro ministerio». Consiste en que «ardiendo por la misericordia de Dios, somos testigos gozosos de su amor que sana, acompaña y redime».

Según el Pontífice, renovar la vocación sacerdotal «significa entrar en un santuario amplio y sin fronteras, en donde no se custodia simplemente algo del pasado, sino que vuelve siempre nuevo y actual». A su juicio, «la memoria unifica nuestros corazones en el Corazón de Cristo y nuestra vida en la vida de Cristo».

Otra de las llamadas centrales de su discurso es a convertirse en «constructores de unidad y de paz». En un contexto social lleno de tensiones, pide a los sacerdotes ser «pastores capaces de discernimiento, hábiles en el arte de recomponer los fragmentos de vida que se nos confían». Y también capaces de ofrecer propuestas pastorales que generen y regeneren la fe».

León XIV ha recomendado también a los curas que «no le teman a su fragilidad» porque «el Señor no busca sacerdotes perfectos, sino corazones humildes, disponibles a la conversión y dispuestos a amar como Él mismo nos ha amado».

También les ha señalado que su ministerio «será tanto más fecundo cuanto más esté arraigado en la oración, en el perdón, en la cercanía a los pobres, a las familias, a los jóvenes en busca de la verdad». Y ha cerrado su misiva con la siguiente conclusión: «No lo olviden: un sacerdote santo hace florecer la santidad a su alrededor».