León XIV: «La vida vale la pena. ¡No nos desanimemos!» - Alfa y Omega

León XIV: «La vida vale la pena. ¡No nos desanimemos!»

«Incluso en los momentos oscuros de la vida, cuando el tiempo pasa sin darnos las respuestas que buscamos, pidamos al Señor que salga de nuevo y nos alcance allí donde lo estamos esperando. ¡Él es generoso y vendrá pronto!», ha dicho el Papa en la audiencia general

José Calderero de Aldecoa
El Papa León XIV saluda a visitantes y peregrinos desde el papamóvil antes de su audiencia general
El Papa León XIV saluda a visitantes y peregrinos desde el papamóvil antes de su audiencia general. Foto: CNS / Lola Gómez.

«La vida vale la pena». Es el mensaje que ha lanzado este miércoles el Papa León XIV desde la plaza de san Pedro durante la catequesis de la audiencia general. La vida vale la pena, «porque Dios ama nuestra vida» y «siempre existe la posibilidad de encontrar un sentido», ha subrayado el Pontífice.

Es cierto que en la actualidad, en el mundo de los negocios, «también se compran y se venden el afecto y la dignidad, tratando de ganar algo», ha lamentado el Santo Padre. «Y cuando no nos sentimos apreciados, reconocidos, corremos el riesgo de vendernos al mejor postor».

Ante todas estas circunstancias, el Papa ha clamado para que «¡no nos desanimemos!». Y ha añadido: «Incluso en los momentos oscuros de la vida, cuando el tiempo pasa sin darnos las respuestas que buscamos, pidamos al Señor que salga de nuevo y nos alcance allí donde lo estamos esperando. ¡Él es generoso y vendrá pronto!».

León XIV se ha dirigido especialmente a los jóvenes, a los que les ha pedido «que no esperen», sino que «respondan con entusiasmo al Señor que nos llama a trabajar en su viña». En este sentido, ha aconsejado no posponer a su llamada «porque el Señor es generoso y no te decepcionará. Trabajando en su viña, encontrarás una respuesta a esa pregunta profunda que llevas dentro: ¿qué sentido tiene mi vida?»

Por último, a la luz de la parábola de los talentos, el Pontífice se ha fijado en la parte final del texto evangélico, cuando el dueño de la viña paga un diario a todos los trabajadores, independientemente de la hora a la que han entrado a trabajar. El relato dice que los trabajadores de la primera hora se sienten decepcionados. Para el Santo Padre, estos «no logran ver la belleza del gesto del amo, que no ha sido injusto, sino simplemente generoso; que no ha mirado solo el mérito, sino también la necesidad».

En este sentido, ha recordado que «Dios quiere dar a todos su Reino, es decir, la vida plena, eterna y feliz». Precisamente, «así hace Jesús con nosotros: no establece clasificaciones, sino se dona enteramente a quien le abre su corazón».