León XIV: «La Resurrección es el eje de la vida del cristiano» 

Cada persona experimenta «dolor, sufrimiento y tristeza, entrelazadas con alegría, asombro, serenidad» y, en cualquier situación, «su corazón anhela la plenitud, una felicidad profunda». Con estas palabras el Papa León XIV ha analizado las profundidades del alma humana durante la audiencia general de este miércoles en la plaza de San Pedro.

Después del habitual recorrido entre los fieles, el Pontífice ha desarrollado una nueva catequesis sobre la esperanza dedicada, una vez más, a la Resurrección de Cristo. Así, ha destacado que «un movimiento interior» impulsa al ser humano «hacia un más allá que constantemente lo atrae», porque «ninguna realidad contingente lo satisface». Así, tiende «al infinito y a lo eterno», incluso si hace «experiencia de la muerte, anticipada por los sufrimientos, las pérdidas, los fracasos».

La estrella polar

En cambio, en Cristo «tenemos la seguridad de poder encontrar siempre la estrella polar hacia la que dirigir nuestra vida de aparente caos, marcada por hechos que a menudo nos parecen confusos, inaceptables, incomprensibles: el mal, en sus múltiples facetas, el sufrimiento, la muerte, acontecimientos que conciernen a todos y a cada uno», afirmó el Papa.

«Meditando el misterio de la Resurrección encontramos respuesta a nuestra sed de significado», ha declarado el Santo Padre. Este es un acontecimiento «que no pertenece a un pasado lejano, ya sedimentado en la tradición» y del cual la Iglesia hace memoria «cada año en el domingo de Pascua y cada día en la celebración eucarística». La Resurrección de Jesús va más allá: «Es el eje de la vida del cristiano», alrededor del cual «giran todos los demás acontecimientos».

La Pascua, ha señalado, «colma el abismo entre nuestro deseo de plenitud y nuestro límite». En este sentido, «el anuncio pascual es la noticia más bella, gozosa y desconcertante que haya resonado jamás en la historia», ya que «proclama la victoria del amor sobre el pecado y de la vida sobre la muerte. Por ello es el único capaz de saciar la búsqueda de sentido que inquieta nuestra mente y nuestro corazón».

«La Pascua no elimina la cruz, la vence», ha añadido el Papa sobre este acontecimiento de «cura y sanación» para la humanidad. «También nuestro tiempo, marcado por tantas cruces, invoca la aurora de la esperanza pascual», ha concluido.