León XIV: «¿Es posible ser amigos en la Curia?»  - Alfa y Omega

León XIV: «¿Es posible ser amigos en la Curia?» 

El Papa pide en el tradicional encuentro navideño con sus colaboradores cuidar la comunión y «ser más misioneros»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El Papa durante su discurso a los empleados de la Curia romana. Foto: Vatican Media.
El Papa durante su discurso a los empleados de la Curia romana. Foto: Vatican Media.

«Necesitamos una Curia romana cada vez más misionera, donde las instituciones, las oficinas y las tareas estén pensadas atendiendo a los grandes desafíos eclesiales, pastorales y sociales de hoy, y no sólo para garantizar la administración ordinaria». Son palabras del Papa León XIV este lunes en su discurso a sus colaboradores con ocasión de la Navidad.

El Pontífice ha iniciado su discurso dedicando unas palabras a su predecesor, el Papa Francisco, «cuya voz profética, su estilo pastoral y su rico magisterio han marcado el camino de la Iglesia en estos años, animándonos principalmente a volver a colocar en el centro la misericordia de Dios, a dar un mayor impulso a la evangelización, a ser una Iglesia alegre y gozosa, acogedora con todos, atenta a los más pobres», ha asegurado León XIV.

Un momento informal con los trabajadores del Vaticano. Foto: Vatican Media.
Un momento informal con los trabajadores del Vaticano. Foto: Vatican Media.

De este modo, inspirándose precisamente en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, ha reflexionado sobre dos aspectos fundamentales de la vida de la Iglesia: «la misión y la comunión». Así, «la Iglesia es, por naturaleza, extrovertida, abierta al mundo, misionera», por lo que es preciso «avanzar en la transformación misionera de la Iglesia, que encuentra su fuerza inagotable en el mandato de Cristo resucitado».

Eso también atañe a la Curia romana, ante cuyos miembros ha recordado que las estructuras eclesiales «no deben entorpecer, detener la carrera del Evangelio o impedir el dinamismo de la evangelización». Al contrario, su trabajo «debe estar animado por este espíritu y promover la solicitud pastoral al servicio de las Iglesias particulares y de sus pastores».

Un signo para el mundo

Por otro lado, el Santo Padre ha precisado que la misión en la vida de la Iglesia está «estrechamente ligada» a la dimensión de la comunión. De este modo, ha pedido un desempeño «no fundado en la lógica del egoísmo y el individualismo, sino en el amor mutuo y la solidaridad recíproca».

«La comunión en la Iglesia permanece siempre como un desafío que nos llama a la conversión», ha insistido el Pontífice, pues «a veces, detrás de una aparente tranquilidad, se agitan los fantasmas de la división». De ahí que haya pedido «ser constructores de la comunión de Cristo», cada uno «según el propio carisma y el rol recibido».

«¿Es posible ser amigos en la Curia romana, tener relaciones de amigable fraternidad?», se ha preguntado el Papa, quien ha asegurado que «es hermoso cuando encontramos amigos en quienes poder confiar, cuando caen máscaras y engaños, cuando las personas no son usadas y pasadas por encima, cuando hay ayuda mutua, cuando se reconoce a cada uno el propio valor y la propia competencia, evitando generar insatisfacciones y rencores». Ello será también «un signo también en un mundo herido por discordias, violencia y conflictos».