La Virgen de Guadalupe irrumpe en el Museo del Prado - Alfa y Omega

La Virgen de Guadalupe irrumpe en el Museo del Prado

La pinacoteca nacional abre sus puertas a casi 70 obras sobre «un símbolo de identidad en el ámbito hispano»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Detalle de Nuestra Señora de Guadalupe con cuatro apariciones. Monasterio de Concepcionistas Franciscanas de Ágreda (Soria)
Detalle de Nuestra Señora de Guadalupe con cuatro apariciones. Monasterio de Concepcionistas Franciscanas de Ágreda (Soria). Foto: Museo del Prado.

Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España es el nombre de la nueva muestra que este martes acoge el Museo del Prado. Se trata de una nueva mirada sobre la Virgen de Guadalupe «como imagen revelada, objeto de culto y símbolo de identidad en el ámbito hispano», dice la pinacoteca en su presentación.

A través de casi 70 pinturas, grabados, esculturas y libros, la exposición muestra cómo esta figura religiosa, surgida en el cerro del Tepeyac en 1531, trascendió las fronteras hispanas para convertirse en una presencia poderosa en el imaginario colectivo español a ambos lados del Atlántico.

El recorrido arranca con una cartografía visual que documenta la sorprendente densidad de imágenes guadalupanas distribuidas por toda la geografía española, una dispersión «que responde a factores económicos, sociales y políticos como el comercio con las Indias, la minería y el trasiego de funcionarios virreinales», señala el museo. Por ello, las obras expuestas reflejan tanto la devoción como los intereses de comunidades, artistas, comerciantes, nobleza y clero, «que hicieron de Guadalupe una devoción compartida» en todos los estratos sociales.

La exposición durará hasta el 14 de septiembre e incluye obras maestras de artistas novohispanos y peninsulares como José Juárez, Juan Correa, Manuel de Arellano, Miguel Cabrera, Velázquez, Zurbarán o Francisco Antonio Vallejo, entre otros. La de Guadalupe «es sin duda se trata de la primera devoción globalizada, pues su culto irradió igualmente hacia Italia, Portugal, Filipinas y los virreinatos de Sudamérica», señala el Prado, lo cual supone «un fenómeno de trasiego devocional y artístico sin precedentes que continúa hasta nuestros días, y no tiene parangón en otras zonas de la geografía europea».