La verdad de Dios - Alfa y Omega

La verdad de Dios

Miércoles de la 6ª semana de Pascua / Juan 16, 12-15

Carlos Pérez Laporta
Espíritu Santo. Vidriera en la iglesia de San José en Puertollano (Ciudad Real). Foto: María Pazos Carretero.

Evangelio: Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Comentario

«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora». Los discípulos no podían hacerse cargo de toda la verdad. Porque la verdad no es una idea. La verdad es Cristo. Pero, la verdad, ¿de qué? Cristo es la verdad de Dios que se nos revela. Y es así como es la verdad de la historia, la verdad de nuestras vidas. Necesitamos saber la verdad de Dios porque la verdad de Dios es el sentido de todo lo que vivimos. Solo el amor de Dios da sentido a la vida. Pero, por eso, el hombre no puede recibir toda la verdad de golpe, porque solo puede recibir la verdad de Dios en su vida personal, dentro de su historia. La verdad de cada momento es el amor de Dios conocido en cada instante de nuestra vida. Dios se nos va revelando en la historia como aquel que responde y ama todos los momentos de nuestra vida, en cada momento de nuestra vida. Porque no es una idea, sino una Persona que da sentido a cada momento de la vida amándola.

Por eso la revelación de la verdad se parece más a un camino por el que nos guía el Espíritu: «Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena». La verdad es plena porque es toda la verdad y, por tanto, la verdad de toda la historia. La verdad de lo que ha sucedido, de lo que sucede y de lo que sucederá: «No hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir».

El Espíritu es Espíritu de la verdad, porque nos hace presente al Hijo uniéndonos a Él, y todo lo que Él significa del amor que el Padre nos tiene: «Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará». La verdad de la historia es la unión amorosa en cada instante de cada hombre con la Santísima Trinidad.