La tecnología, una buena aliada - Alfa y Omega

Por las mañanas, como mucha gente, me despierto con la radio. Un día de esos, tal vez porque se conmemoraba el Día de la Radio, me llamó la atención un detalle del informativo que me emocionó. Hablaban acerca de que uno de los motivos principales que empujaron a Marconi para aportar su granito de arena a la invención de este medio de comunicación fueron los marinos. Pensó en cómo ayudar para que, cuando estuvieran lejos de tierra, desamparados y necesitados, alguien pudiera echarles un cable. O más bien que, sin cable alguno, se los pudiera socorrer en sus necesidades más urgentes.

Con ese mismo espíritu de ayuda que iluminó a Marconi, sin caer en ningún eslogan de empresa mediática, en Stella Maris creemos que la comunicación entre personas es importante; sobre todo cuando están largas temporadas lejos del hogar. Y así, uno de nuestros servicios es facilitarles el acceso a tarjetas de teléfono.

Los voluntarios que provienen del ejercicio profesional en la mar lo saben bien. Recuerdan cómo, no hace tantos años, era complicado comunicarse con la familia. Aun en tierra, si no había cerca un lugar con teléfono, era misión imposible. También resulta duro cuando nos recuerdan, por ejemplo, que lo mejor de la crianza de sus hijos lo tienen que vivir a través de las ondas electromagnéticas.

La tecnología ha cambiado mucho desde Marconi. Cómo habría disfrutado este ilustre italiano con un teléfono móvil que hoy está al alcance de casi cualquier persona. Y cómo se habría alegrado al comprobar que este aparato, conectado a las mismas ondas que él usó para transmitir mensajes cortos, ahora alberga horas de conversaciones familiares de marinos.

Uno de esos días que estamos en nuestro Stella Maris, un marino andaba dando vueltas por el local con el teléfono en la mano. Con un barrido con la cámara del móvil estaba enseñando a su familia dónde se encontraba y con quién. Por las pantallas conocemos a sus familias. Por la señal del satélite, el mar se hace pequeño y nos anticipamos a su llegada a puerto.

La tecnología es una buena aliada que hace que, según el salmo 18, «sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje».