La situación en nuestro país, aquí y ahora. España, a la deriva
Crisis económica, sí; pero también crisis moral e institucional, una situación en la que asoma, de manera preocupante, el fantasma del nacionalismo: éste es el diagnóstico de España hoy, según lo que se habló en la Mesa de debate del Congreso, en el CEU
Cuando las cosas van mal, lo primero que hay que hacer es un buen diagnóstico. En la Mesa de debate del Congreso Católicos y Vida Pública, el periodista don Antonio Jiménez señaló que España padece hoy un «estado de melancolía; somos un país de ciudadanos compungidos y sin autoestima», inmersos en una situación económica y social muy preocupante —«endeudamiento estratósférico, casi seis millones de parados, perspectivas inciertas, ausencia de escrúpulos en la gestión del dinero público»—, a lo que se añade «el justificado descrédito de las instituciones, la deslealtad hacia la Constitución y hacia España, el asalto a nuestra integridad territorial y la alerta separatista en Cataluña».
El problema de la integridad de España no es sólo Cataluña. Sobre el debate en el CEU planeó la sombra de la polémica acerca de la doctrina Parot, algo que ha supuesto, según Domínguez Nafría, «un ejercicio de violencia contra las víctimas de la violencia», denunciando que «se están produciendo liberaciones de etarras con una rapidez sospechosísima». Para don Rafael Mendizábal, también «resulta muy extraño y sorprendente que en 22 horas se ejecute una sentencia que ni siquiera había sido traducida al español», sobre todo cuando «el Tribunal de Estrasburgo no establece cómo deben ejecutarse sus resoluciones, algo que queda supeditado a las leyes nacionales de los Estados»; como tampoco lo ha sido el que «la Audiencia Nacional se haya erigido en el primer tribunal de España, y que el Supremo se haya lavado las manos en este asunto de las liberaciones de presos».
El historiador y rector de la Universidad CEU San Pablo, don Juan Carlos Domínguez Nafría, coincidió en que «España está enferma; tiene una enfermedad económica, pero también moral y social, política y cultural», algo que el magistrado emérito del Tribunal Constitucional y expresidente de la Audiencia Nacional, don Rafael Mendizábal, comparó con la estructura de un iceberg: «Lo que asoma como parte visible es la crisis económica, pero en el fondo padecemos una crisis moral y de valores: se persigue la excelencia, nos obsesionan nuestros derechos, pero no nuestros deberes, fomentamos una sociedad hedonista», identificando como ejemplo más claro que «hoy el concepto nación es un concepto relativo, con riesgo de nuestra desintegración».
Cuando la Constitución no basta
Precisamente al riesgo de los separatismos aludió el jesuita e historiador don Fernando García de Cortázar, al denunciar que «los nacionalismos están impugnando el nombre de España, especialmente desde Cataluña», donde ha surgido un intento claro de «acabar con España». Para el padre García de Cortázar, la causa está en «la debilidad de origen de nuestro sistema constitucional. En su día, creíamos que bastaba con la Constitución, y fuimos ingenuos al dar por sentada la existencia de España. Nos olvidamos de que la nación es siempre tarea. Nación es lo que se construye, no lo que se conserva, y ahí han ganado la partida los nacionalismos».
El principio del cambio de la sociedad pasa por el compromiso personal, porque, al final, la política y nuestros políticos no son sino el reflejo de nuestra sociedad. Así lo explicó el magistrado de la Audiencia Nacional, don José Luis Requero, durante una ponencia en la que reflexionó sobre la acción política y legislativa, y en la que destacó que «no se puede regenerar la sociedad sólo a base de normas, grandes principios y leyes», porque el actual problema de España «es un problema de personas, de la categoría moral de todos y cada uno de nosotros». Por eso, Requero explicó que, «si no hay coherencia, si no hay un compromiso personal, si no hay conversión, si no hay rectitud moral y una adecuada formación moral en la vida de cada uno, a base de muchos pocos que funcionen mal, la sociedad funcionará mal. La sociedad no es una señora gorda que va por la calle, sino que somos cada uno; y las leyes y la política pueden ayudar o perjudicar, pero no dejan de ser un reflejo de los ciudadanos».
García de Cortázar lamentó que «España se ha convertido en la residencia casual de 17 pueblos», y que junto a los nacionalismos ha aparecido «el caciquismo de los regionalismos, del estar sólo preocupados por lo nuestro, del AVE para nuestra Comunidad Autónoma, de estudiar sólo los ríos que pasan por nuestra Comunidad… El café para todos ha sido un error. Esto se tenía que haber resuelto en el año 1978».
De este modo, la transferencia de demasiadas competencias a las Comunidades Autónomas ha sido «una gran tragedia», según Domínguez Nafría: «Se han transferido competencias que nunca debieron haberse transferido, y al final hemos conseguido una gran pérdida de conciencia nacional». Para don Rafael Mendizábal, «es urgente que los dos grandes partidos se pongan de acuerdo en reformar el Título VIII de la Constitución, el relativo a la organización territorial del Estado, que es el más defectuoso».