La Religión, en el nuevo Proyecto de Ley de Educación
La educación siempre nos lleva al estudio, al debate, al compromiso, a la esperanza. El 3 de diciembre, se hizo pública una nueva redacción de Ley Orgánica para la mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). ¿Cómo presenta la Religión? En este segundo texto, sí habla de ella. En su artículo 7, en el que modifica el artículo 17 de la LOE, introduce un apartado 3: «En el bloque de asignaturas específicas en la Educación Primaria, todos los alumnos deben cursar las siguientes áreas en cada uno de los cursos: a) Educación física; b) Religión o Valores Culturales y Sociales, a elección de los padres o tutores». Y en el artículo 24, apartado 4, referido a los cursos 1, 2 y 3 de Educación Secundaria Obligatoria, se introduce la Religión o Valores éticos explícitamente, en el bloque de asignaturas específicas, a elección de los padres o tutores, añadiendo que «el horario escolar máximo correspondiente al bloque de materias específicas en cómputo global para el primer ciclo de la ESO no será superior al 50 % del total». Lo mismo se establece para el curso 4 de ESO. Es decir, en estas dos etapas, el tratamiento a la Religión es el adecuado. No así en el Bachillerato, donde aparece en el conjunto de las 11 asignaturas optativas entre las que cada centro elige cuáles ofrecer, según el artículo 34, apartado 6. Cada alumno deberá cursar 2 ó 3 de estas materias.
El artículo II del Acuerdo con la Santa Sede sobre Enseñanza dice así: «Los planes educativos en los niveles de Educación Preescolar, de Educación General Básica (EGB) y de Bachillerato (BUP) y Grados de Formación Profesional correspondientes a los alumnos de las mismas edades incluirán la enseñanza de la Religión católica en todos los centros de educación, en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales». Recogiendo el texto del Acuerdo, añoramos la presencia de la Educación Infantil en la LOMCE; debido a la ausencia de este ciclo, nada se sabe de cómo queda la Religión. Y, en Formación Profesional, se ignora totalmente la presencia de la Religión (cfr. Art. 42, 4 a y b). En Bachillerato, al menos, es necesario que esto se modifique, porque, si no, la Religión en esta etapa desaparecerá y, además, pronto.
Reflexionando sobre todo el Proyecto de Ley de Educación, tenemos que concluir que la formación religiosa, como parte insustituible de la educación integral, no parece ser básica para los legisladores. Se ajustan a lo imprescindible, pero falta fe en el valor de esta formación insustituible y, por tanto, de la incorporación de esta enseñanza en todo el ámbito educativo. En nosotros está, católicos, profesores, alumnos, padres y toda la comunidad educativa, qué hacer para conseguir, entre todos, el logro de una verdadera educación integral para todos los alumnos y alumnas. El ambiente de cada colegio es también fundamental para el logro de esta formación. Vale la pena.