La Iglesia de Aragón regala 500 tarjetas telefónicas a los presos de la cárcel de Zuera
El obispo de Barbastro-Monzón visitó el día de Navidad a los internos de la cárcel de Zuera. Para ellos ofició la Misa y, al término de la celebración, entregó las tarjetas telefónicas, con un saldo de 5 euros cada una, para que ningún recluso se quede sin hablar con sus seres queridos esta Navidad. El día de Reyes repartirá otras 400 tarjetas en la cárcel de Daroca
Las delegaciones de Pastoral Penitenciaria de las diócesis españolas suelen incrementar sus visitas a los cárceles durante la época navideña, tiempo propicio para ofrecer mensajes de esperanza y recordar a los presos que Dios se hace Niño «para curar tus heridas, para restablecer tu dignidad. Ha venido a salvarte, nace para que tú vivas, muere por ti, te perdona lo que ni la justicia humana ni tú mismo te perdonas». Así se lo recordó monseñor Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón, a los 250 presos de la cárcel de Zuera que acudieron a Misa la mañana de Navidad.
El obispo acompañó la celebración con un regalo para los internos: en nombre de la Iglesia aragonesa entregó 500 tarjetas telefónicas con un saldo de cinco euros para que ningún recluso se quede sin hablar con sus seres queridos esta Navidad, fruto de una campaña benéfica en la diócesis. El día de Reyes repartirá otras 400 en la cárcel de Daroca. Armando, un interno que lleva desde los 29 años en prisión, señala la tarjeta telefónica es una de las cosas más codiciadas: «Este regalo es un soplo de aire fresco que nos permite sentir cerca a los que más queremos. Además, con la misa, Pastoral Penitenciaria ha conseguido que el día de Navidad sea de verdad especial».
«La familia es el microclima, el ecosistema más antiguo y potente de la humanidad. Una tabla de salvación. Por eso queremos regalaros estas tarjetas, cinco minutos de oxígeno para respirar. ¡No todo está perdido!», les dijo monseñor Pérez Pueyo, quien pidió a los presos que recuperasen, primero, su libertad interior: «Alejaos de la mentira, de la cobardía, de la inteligencia interesada o de la chulería, y haced de la cárcel una familia. Un hogar lleno de valores en el que sea Navidad los 365 días del año».