La Conferencia Episcopal Inglesa ha sido la primera en dar visibilidad al trabajo conjunto de la Iglesia con la Policía en la erradicación de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Ambas instituciones llevan muchos años colaborando en el país británico y, gracias a esta unión, ha aumentado el número de mujeres que se salvan de las bandas criminales. Así lo corroboró el arzobispo de Westminster, cardenal Vincent Nichols, en abril de 2014, durante un congreso organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, que reunió a 24 jefes de Policía y organismos como Interpol y Europol. Uno de los objetivos de este encuentro fue aunar los esfuerzos para construir entre la Iglesia, los cuerpos policiales y el testimonio de las víctimas una red capaz de combatir el tráfico de personas.
En el encuentro participaron países como Estados Unidos, India, Filipinas, Brasil, Nigeria… y también la Policía española, que liderará el tercer encuentro -el segundo fue precisamente en Londres- del Grupo Santa Marta, configurado después de aquella reunión de abril. En España, congregaciones como las Religiosas Adoratrices colaboran con la Policía desde los años 90 en la detección de víctimas. Además, desde 2013, las religiosas tienen un acuerdo con la UCRIF (Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales), gracias al cual acompañan a la policía a las redadas que realizan en locales y pisos clandestinos, para atender a las víctimas. Su trabajo conjunto también se materializa en la formación de los agentes.