La Iglesia también está en las ciudades invisibles - Alfa y Omega

La Iglesia también está en las ciudades invisibles

Ante la precariedad, ante la pobreza que atrapa a tantos niños, los cristianos deben construir puentes para cerrar las brechas

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«Hay muchas ciudades invisibles dentro de la ciudad, con una brecha social muy amplia». Alertaba de ello el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, el jueves 9 de abril durante el desayuno organizado por el diario La Razón. La capital «esconde no solo poblados, sino dramas de pobreza dentro de la ciudad que no son conocidos». Hay muchas miserias que se multiplican porque pasan desapercibidas, se viven y se sufren en silencio. En las periferias de la gran ciudad, pero también detrás de muchas puertas y fachadas parecidas a tantas otras, está sucediendo a cada minuto alguna de las estaciones del vía crucis. 

El arzobispo citaba la precariedad que quizá da lo básico hoy pero no la seguridad de que al día siguiente se vaya a tener y que impide mirar al horizonte. Está cerrado también el porvenir de ese «niño que nace en una clase muy baja» y que «difícilmente va a salir de la pobreza» porque «el ascensor social empieza a no funcionar». Otra «ciudad invisible», como recogemos en estas páginas, es la segregación geográfica que obliga a muchos, sobre todo a personas mayores, a hacer una yincana para acceder a servicios básicos como el hospital. Por otro lado, el cardenal alertaba de que la brecha y la «dualización social» entre ciudadanos de primera y de segunda seguirán creciendo también mientras el trabajo «no asegura la plenitud de los derechos» o la vivienda no sea asequible. 

Nuestras ciudades invisibles, encerradas dentro de sus fronteras, físicas o no, necesitan a gente que se movilice para que la atención llegue a todos, para construir puentes que reconstruyendo el tejido social puedan cerrar estas brechas. Y ahí están y tienen que estar las comunidades cristianas, junto con todas las personas de buena voluntad. En nuestro país y en tantos otros lugares del mundo, la Iglesia tiene la ventaja de que está presente en todos los pueblos y ciudades. También en las invisibles.

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