La Iglesia pide que la financiación al desarrollo de la UE no discrimine a los religiosos

La Iglesia pide que la financiación al desarrollo de la UE no discrimine a los religiosos

COMECE y el CELAM lanzan una campaña de cara a la próxima cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños

Redacción
Cumbre UE CELAC
Foto de familia de la última cumbre presencial, en 2015. Foto: Wikipedia.

La cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que se celebrará en Bruselas los próximos 17 y 18 de julio es «una oportunidad para promover una alianza para la paz global, regional y localmente». Así lo creen la Iglesia, y en concreto la Comisión de Conferencias Episcopales de la UE (COMECE), y su presidente, el obispo italiano Mariano Crociata.

Su mensaje forma parte de una campaña de vídeos que COMECE, junto con el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), lanzó este martes. De hecho, desde este día y hasta la cumbre, se publicará un vídeo diario con propuestas concretas de estas entidades y sus socios sobre justicia social, ecología integral, movilidad humana y paz.

En su primer mensaje, Crociata muestra su esperanza de que los participantes en la cumbre, el primer gran evento dentro de la presidencia española del Consejo de ministros de la UE, «no solo se pongan de acuerdo en pasos importantes para renovar la cooperación multilateral». Pide que, además, «apoyen iniciativas locales que abordan las causas profundas de la violencia y el crimen organizado». Por otro lado, propone que tengan como prioridad el promover el encuentro y el intercambio entre las personas y el fomento del diálogo y la cooperación intercultural e interreligiosa.

Diálogo para la cohesión social

En el mismo sentido Jaime Spengler, presidente del CELAM, afirma «el diálogo intercultural e interreligioso puede ser un instrumento privilegiado para promover la cohesión social y construir puentes dentro y entre nuestras regiones». En consecuencia, exhorta a los legisladores europeos y latinoamericanos a «contribuir a la creación de un entorno favorable para los encuentros interreligiosos inclusivos y a defender el derecho fundamental a la libertad religiosa». Por ejemplo, «permitiendo un acceso igualitario y no discriminatorio de los proyectos de organizaciones religiosas a los instrumentos de financiación de la UE».

«El patrimonio religioso de nuestros pueblos es uno de los pilares de nuestra cultura e identidad», continúa Spengler. Por eso, confía en que renovar la cooperación entre la UE y América Latina «nos permita fortalecer políticas dirigidas a la promoción y protección» de dicho patrimonio.

Esta campaña es una continuación de las recomendaciones que en abril pasado presentaron las autoridades europeas y latinoamericanas COMECE, el CELAM y Cáritas de cara a la cumbre de la semana que viene. En ellas se pedían que los acuerdos comerciales que se alcanzaran fueran justos y sin impactos ambientales negativos. También que se pusieran en marcha instrumentos de diligencia debida para que las empresas se hagan cargo de estas cuestiones en toda su cadena de valor. Otro bloque de sugerencias planteaba medidas para luchar contra las causas estructurales de la pobreza.