La diócesis de Tarazona lanza un centro de formación para laicos - Alfa y Omega

La diócesis de Tarazona lanza un centro de formación para laicos

Fueron los propios laicos los que pidieron el centro ante su falta de formación. La finalidad no es tener «eruditos teológicos, sino que los alumnos tengan un encuentro con el Señor», explican desde Tarazona

José Calderero de Aldecoa
El encuentro de laicos de Tarazona se celebró en el Colegio Santa Ana de Calatayud y reunió a 300 personas. Foto: Diócesis de Tarazona.

En Tarazona se tomaron en serio el Congreso Pueblo de Dios en Salida. «Prácticamente el 100 % de las parroquias de la diócesis se juntaron meses antes del evento para redactar una serie de propuestas», asegura Javier Sanz, delegado de Apostolado Seglar de esta diócesis. Todo este trabajo fue puesto en común en un Encuentro Diocesano de Laicos que se celebró en Calatayud en octubre de 2019, en el que participaron cerca de 300 fieles. Cuatro meses más tarde, en febrero de 2020, los ocho congresistas designados en Tarazona –seis laicos, además de Sanz y el propio obispo– llevaron al congreso celebrado en el pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid un resumen del camino recorrido hasta entonces: «Muchos de los grupos habían expresado su preocupación ante la falta de formación de los propios laicos. Pero no se referían a las cuestiones teológicas más elevadas, sino que había una carencia en cuestiones básicas». Por otro lado, también se percibían «muchas ganas de implicarse en diferentes ámbitos, como el catequético, la pastoral de la salud y otros», recuerda el delegado.

Con este bagaje, y aprovechando que gracias al congreso «la gente se convenció de que el laico no es solamente aquel que está al servicio de lo que diga el párroco, sino que tiene una misión concreta dentro de la Iglesia», la diócesis decidió crear un Centro de Formación para Laicos, que acaba de echar a andar después de haber superado no pocos obstáculos.

Pandemia y dispersión de fieles

El primero de ellos: la pandemia, que provocó que la iniciativa se estancara y que no se volviera a retomar hasta que la situación con la COVID-19 mejoró sustancialmente. «La primera idea fue montar algunas charlas, pero luego nos dimos cuenta de que eso ya se había hecho en otras ocasiones y no respondía a las luces recibidas por los grupos parroquiales. Debíamos hacer algo más sistemático y organizado».

El segundo obstáculo era la dispersión de los fieles. «El problema que tenemos en nuestra diócesis es que hay muchos pueblo muy pequeñitos. ¿Cómo llevar la formación a poblaciones donde a lo mejor viven 30 o 40 personas y que no se pueden estar desplazando constantemente?», se preguntaban. Sin embargo, todos estos retos han terminado por modelar los diferentes servicios del centro de formación: «Va a tener dos sedes físicas, en Tarazona y en Calatayud, que son lugares donde se concentra bastante población y en los que viven la mayoría de los profesores», y «quienes no puedan acudir de forma presencial podrán cursar las diferentes materias de forma online», explica Sanz.

Las clases empezarán en febrero, aunque los meses que restan hasta el verano «nos lo tomamos un poco ad experimentum». De ahí que el centro todavía no tenga ningún nombre asignado, o que de momento no vaya a impartir una titulación oficial.

Tarazona envió al congreso a seis laicos acompañados por el obispo y el delegado de Apostolado Seglar. Foto: Diócesis de Tarazona.

En este primer curso, se va a hacer un recorrido básico por las cuatro partes del Catecismo. En febrero se abordará el credo; entre marzo y abril se hablará de los sacramentos; en mayo, de los mandamientos, y junio se dedicará a la oración. Y el «año que viene –el primer curso completo–, el planteamiento es ver cuestiones dogmáticas en el primer trimestre, dejar las litúrgicas para el segundo y concluir el curso con cuestiones pastorales», adelanta el delegado. «La finalidad no es tener eruditos teológicos, sino que los alumnos tengan un encuentro y una experiencia personal con el Señor, que los impulse a dar testimonio en su día a día de lo que han visto, creído y vivido», explican desde la diócesis.

Javier Sanz habla por último de clericalismo, que «lleva a veces a los sacerdotes a querer estar en todas partes» en detrimento «de las funciones que solo podemos hacer nosotros, como es confesar o celebrar Misa». De esta forma, el centro de formación también aspira a «dotar de herramientas a los laicos para la corresponsabilidad que tienen en la Iglesia», concluye Sanz, al que le gustaría que algún matrimonio le diera el relevo en la delegación.

Profesores ilusionados

El plantel de profesores está compuesto al 50 % por seglares, todos ellos profesionales que trabajan en el ámbito de las materias que van a impartir. «Lo que hemos buscado es que el elenco sea lo más amplio posible para poder, así, abordar el mayor número de temas con profundidad», asegura Javier Sanz, delegado de Apostolado Seglar de la diócesis de Tarazona.

Pilar Acero es una de ellas, además de maestra, catequista y madre. «En mi caso, puedo aportar mi experiencia pedagógica en el ámbito pastoral», explica, al mismo tiempo que confiesa su «ilusión» por el nuevo centro.