El nuncio visita durante dos días la diócesis de Tarazona - Alfa y Omega

El nuncio visita durante dos días la diócesis de Tarazona

Auza ha podido presidir la Misa en la festividad de san Ezequiel Moreno, santo local que contribuyó en la evangelización de Filipinas

Redacción
Bernardito Auza, a la derecha, durante un momento de su visita
El nuncio, a la derecha, durante un momento de su visita. Foto: Diócesis de Tarazona.

El nuncio en España, monseñor Bernardito Auza, ha realizado una visita de carácter privado de dos días a la diócesis de Tarazona con motivo de la celebración de san Ezequiel Moreno, cuya festividad se conmemoró este jueves 19 de agosto. El nuncio apostólico ha respondido así a la invitación que le hizo el obispo de Tarazona, monseñor Eusebio Hernández Sola, hace un par de años y que no pudo ser atendida antes debido a la pandemia del coronavirus.

Para celebrar la festividad de san Ezequiel Moreno, el representante en España del Papa presidió una Eucaristía en el convento de los Agustinos Recoletos —orden a la que perteneció el santo y de la que también forma parte el obispo de Tarazona— en Monteagudo (Navarra) a escasos kilómetros de Tarazona. Este año, además, se cumple el 500 aniversario de la evangelización de Filipinas, país natal del nuncio.

Al inicio de la Misa, el obispo diocesano se dirigió al nuncio para explicarle la relación del santo con la diócesis de Tarazona. «Aunque estemos fuera hoy de ella» —dijo el prelado— «debo decirle que san Ezequiel Moreno, nació en Alfaro y murió en Monteagudo, ambos pueblos pertenecientes a esta diócesis en aquel tiempo, y de ahí que en el altar de la catedral de Tarazona quisiera poner sus reliquias», ha informado Iglesia en Aragón.

500 años de la evangelización de Filipinas

El prelado también se refirió a la importancia que Filipinas tuvo para san Ezequiel, al que calificó como un «verdadero y gran misionero» en el país asiático. «Su celo pastoral en Mindoro, Paragua, Manila» —continuó— «fue desbordante durante los 16 años que misionó en aquellas islas», y recordó que «este año celebramos los 500 años de la evangelización de aquel querido y amado país, donde los agustinos recoletos escribieron la más bella historia de la recolección» por lo que es «oportuno» -añadió- «recordar la figura de este insigne misionero».

El prelado subrayó el conocimiento del nuncio sobre la acción misionera de los padres Agustinos en su tierra y el inmenso interés con el que vive la celebración del aniversario de la evangelización de su país. El obispo de Tarazona finalizó su intervención manifestando su seguridad sobre la felicidad del santo por que un «distinguido filipino, el representante del Papa en España», presida su fiesta.

«Muy querido»

Por su parte, el nuncio apostólico se refirió a la figura de san Ezequiel Moreno, «muy querido en mi país, Filipinas», de quien destacó su celo misionero y sus grandes iniciativas en la misión evangelizadora tanto en Filipinas como en Colombia —donde fue obispo—, «tan grandes como su corazón». Del santo dijo también que su entrega a la iglesia más necesitada ha sido siempre reconocida y recordó como ya enfermo decidió volver a Monteagudo, «para morir bajo el manto de la Virgen del Camino». Monseñor Berardito Auza tuvo unas palabras de agradecimiento a los agustinos recoletos por su ingente labor misionera en su país y en otros.

Tras la Misa, el nuncio tuvo la ocasión de visitar la tumba de san Ezequiel Moreno y conoció sus habitaciones privadas. La visita al convento de los Agustinos Recoletos en Monteagudo finalizó con una comida de hermandad.

Visita a Calatayud y Tarazona

Por la mañana, antes de la Misa, el nuncio conoció las instalaciones del palacio episcopal, donde visitó las dependencias recientemente abiertas al público y también el Salón de Obispos, en el que se encuentran los retratos de todos los prelados. Después, y siempre acompañado por el consejero de nunciatura, el obispo diocesano y el alcalde de Tarazona, Luis José Arrechea, realizó un recorrido por la S.I Catedral de Tarazona, que este año conmemora el décimo aniversario de su reapertura. Auza pudo conocer todas las riquezas que alberga. También estuvo en el archivo catedralicio, donde contempló algunos de los valiosos ejemplares que se custodian en él.