La cumbre antipederastia del Vaticano organizará grupos de trabajo para ayudar a las Iglesias locales
El padre Hans Zollner, responsable de la organización de la cumbre antipederastia de febrero en el Vaticano ha explicado que uno de sus objetivos será crear «grupos de trabajo» que ayuden a las Conferencias Episcopales locales a prevenir y combatir los abusos.
«Una de las medidas concretas que queremos ofrecer a los obispos del mundo será la creación de grupos de trabajo, es decir, equipos, que probablemente se establecerán en los diversos continentes en los que la Iglesia Católica está presente y que luego podrán moverse de un lugar a otro», ha señalado en una entrevista con Vatican News.
En este sentido, ha precisado que de este modo estos grupos podrán conocer las orientaciones que las Conferencias Episcopales están a punto de poner en práctica, en qué punto se encuentran en este proceso y qué es lo que necesitan.
«Estos grupos de trabajo deberían convertirse en un instrumento también para los años venideros para medir el éxito de este ejercicio de darse cuenta de su responsabilidad, incluso en todo el mundo, frente a las expectativas de la opinión pública, a fin de poner de manifiesto que estamos en un proceso continuo, siempre de nuevo, para volver a examinar la situación, mejorar y profundizar el conocimiento del fenómeno de los abusos y la labor de prevención», ha agregado.
Además, ha explicado que en el encuentro del Papa con los jefes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, previsto del 21 al 24 de febrero en el Aula del Sínodo en el Vaticano, se definirá una hoja de ruta para tratar «más concretamente las cuestiones de la responsabilidad, del «rendir cuentas» de esta responsabilidad y la transparencia».
Por otro lado, ha enfatizado que otro de los objetivos del Vaticano es que las iglesias locales no solo conozcan las normas que, a su juicio, «se conocen desde hace tiempo», sino valorar una estrategia para «motivar a las personas a comprometerse a ponerlas en práctica y a no dudar sino a comprometerse de todo corazón para que, lo que hay que hacer, se ponga en práctica realmente».
Así, considera que en los casos de abuso sexual es muy importante escuchar a las víctimas: «Escuchar a las víctimas no sólo nos da una motivación ulterior para hacer lo posible para que no se repita, sino que también nos hace sentir que estas personas están verdaderamente en el corazón de Jesucristo mismo».
En este sentido, ha abogado a escucharlas y acogerlas como Iglesia para que puedan recibir esa compasión, esa cercanía que les da también el valor para seguir buscando, si es posible y en la medida de lo posible, un camino de sanación y renovación.
Sin embargo, ha constatado que por razones de tiempo y logística durante la reunión en el Vaticano «no se podrá escuchar a muchas víctimas» y, precisamente por eso, el Santo Padre pidió, en la carta de invitación «que todos los participantes deberían haberse encontrado a víctimas de abusos ya antes, en el país de origen».
«Esto es importante en sí para escuchar, para estar sensibilizados, para estar bien preparados para recibir el mensaje que saldrá del encuentro. Pero también es importante porque así se dan cuenta aún más de que este fenómeno no es un tema presente sólo en el mundo centroeuropeo y norteamericano: es una realidad –desgraciadamente– presente en todos los países y en todos los continentes», ha concluido.