La Comisión de Igualdad del Congreso insta a reconocer a las víctimas del Patronato de Protección de la Mujer

La Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados ha aprobado una proposición no de ley con la que insta al Gobierno a reformar la Ley de Memoria Democrática con el fin de reconocer como víctimas a las jóvenes que fueron encerradas por el Patronato de Protección de la Mujer.

Esta fue una institución anterior al franquismo que se dedicaba a la lucha contra la trata de personas. Durante la dictadura, sin embargo, se modificó su cometido y empezó a encargarse de atajar la prostitución. En este campo, el patronato cosechó algunos éxitos. Pero quedaron ensombrecidos por el internamiento de mujeres que tenían una actitud contraria al régimen.

La proposición ha sido presentada por Sumar y ha contado con el apoyo de Podemos y ERC, el rechazo de Vox y la abstención de PSOE y PP. En ella, se pide que el Defensor del Pueblo abra una investigación sobre los abusos que tuvieron lugar en estos centros en los que fueron recluidas mujeres contra su voluntad.

Petición de perdón

En su momento, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), que representa a más de 400 congregaciones y unos 32.000 religiosos y religiosas, quiso pedir perdón por las vejaciones. De hecho, organizó un acto en junio en la Fundación Pablo VI a petición de la asociación Las Desterradas Hijas de Eva, que está formada por mujeres que pasaron por estos centros. Al mismo, acudió incluso la ministra de Igualdad.

«Nos encontramos aquí por lo que consideramos justo y necesario: pedir perdón». Pero este acto «no es una formalidad», sino un «ejercicio de responsabilidad histórica y moral», dijo Jesús Díaz Sariego, presidente de la CONFER, que consideró la iniciativa como «una oportunidad para reconocer aquello que en el pasado no hicimos bien».

Profundo dolor

Por ello, «expresamos nuestro empatía y profundo dolor a todas aquellas mujeres que en un tiempo de profundas restricciones educativas, sociales, políticas o religiosas, fueron sometidas a unas condiciones injustas y dolorosas». Unas prácticas, según Díaz Sariego, que «han sido silenciadas por décadas». Por ello, «con humildad y sinceridad queremos romper este silencio» y reconocer «nuestra participación en lo que han vivido». Asimismo, «les decimos que las escuchamos, las creemos en su testimonio y nos duele el sufrimiento que padecieron».

El acto, en el que también se escuchó el testimonio de varias víctimas, concluyó con la lectura de un manifiesto de petición oficial de perdón por parte de tres religiosas. Sin embargo, durante la lectura, decenas de mujeres comenzaron a gritar «verdad, justicia y reparación», y también «ni olvido, ni perdono».