La asociación interreligiosa AAEI: «La invasión es una salvaje negación de la condición de criaturas de Dios» - Alfa y Omega

La asociación interreligiosa AAEI: «La invasión es una salvaje negación de la condición de criaturas de Dios»

La entidad reconoce que «es difícil creer que las guerras acabarán alguna vez», pero eso no debe ser impedimento para «esperarlo y trabajar por esa utopía»

Redacción
Edificio civil bombardeado en Kiev. Foto: EFE/EPA/Sergey Dolzhenko.

La Asociación de Amistad y Encuentro Interreligioso de Madrid (AAEI), formada por representantes del budismo, cristianismo, islam y judaísmo, ha querido salir al paso de lo que está ocurriendo en Ucrania y ha emitido un comunicado en el que se pregunta: «¿Qué valores se anteponen realmente a los de la vida humana, la fraternidad, la compasión, la justicia cuando se lanza una invasión militar contra un Estado vecino pobre y mucho más débil?».

En su respuesta, habla de «riqueza, poder, orgullo nacionalista, quizá incluso el placer de obtener una victoria», aunque, «naturalmente», a ninguno de estos términos «se los nombra» en el discurso de la guerra. Da vergüenza hacerlo».

Para la AAEI, detrás de la invasión rusa hay «una salvaje negación de la condición de criaturas de Dios que todos los seres humanos tenemos» y, con ella, el Señor «y su creación, el misterio divino y su obra, quedan así repudiados. El nihilismo se une a la crueldad». Aunque, por lo menos, en este caso «no se ponen pretextos religiosos para una locura que todos debemos contribuir a parar».

Frente a todo ello, «la conciencia moral de cualquier persona honrada se revuelve» a pesar del «miedo a las consecuencias directas que puedan caer sobre quienes de momento están lejos del lugar del conflicto».

Por último, la asociación interreligiosa reconoce que «es difícil creer que las guerras acabarán alguna vez», pero eso no debe ser impedimento para «esperarlo y trabajar por esa utopía». ¿Cómo? Con la educación para la paz, que aunque «es también casi utópica», por lo menos «está a nuestro alcance exigirla absolutamente».

Esta educación para la paz «no puede consistir en meros gestos simbólicos», sino que «irá unida a una mejora imprescindible de los sistemas educativos que se aplican prácticamente en todos los países de nuestro desdichado mundo.