Kooza, del Circo del Sol: Mucho ruido y pocas nueces - Alfa y Omega

Conozco el Circo del Sol desde hace más de diez años. El primer espectáculo que pude ver fue Quidam. Cuando hablo de él, aún reverbera en mi retina esa imagen del señor Don nadie y su gigantesco paraguas. Ese es el arranque de una historia de circo inundada de acrobacias, risas, y música en vivo, buena, muy buena y un sinfín de elementos más. Ese espectáculo me cautivó, lo reconozco. Y desde entonces, siempre que he podido, les he ido a ver.

Andando el tiempo he podido ver Corteo. Para mí, con sinceridad, lo mejor que ha hecho la farándula de acrobacias canadiense. Y lo es porque contaba una historia, su vestuario, —compuesto por más de 200 trajes, diseñados por Dominique Lemieux, e inspirado en los diseños de comienzos del siglo XX–, era para desfilar en la semana de la moda de París, los números de cabriolas son espectaculares, y cuenta con un largo, larguísimo etcétera de cosas buenas.

Tras Corteo, lo último en verse en Madrid fue Zarkana. Una vuelta de tuerca, un giro, un no quedarse en lo mismo de siempre, y con una estética muy Tim Burton. Ahora le ha llegado el turno a una propuesta bastante descafeinada llamada: Kooza. Descafeinada porque no encierra una historia, no hay un mínimo guión en el que se suceden los números con cierta ligazón.

Foto: © Javier Táuler

No, aquí, no. Aquí aparecen y desaparecen los personajes sin hilo conductor. Descafeinada también por el repetitivo tono soez de los gags y por algunos detalles subidos de tono. Bromas para esa masa convertida en vulgo que aturde con sus risotadas. Una especie de Hathaway eclipsando el glamour de la alfombra roja de los Oscar con su desacertada propuesta de Prada. Y descafeinada por el ritmo, porque el espectador no llega a subirse al tren del show.

A Kooza le ha faltado la levadura. Porque, desde luego, cuenta con los ingredientes —presupuesto, nivel artístico…— para hacer un dish para chuparse los dedos de chef Michelín. Quizá tienen mucho que ver los orígenes de su director David Shiner; un reconocido clown que ha firmado un show repleto de gags, chistes, bromas —algunas, pocas, hilarantes a más no poder— y con pocos números de acrobacias, diríamos, de los de siempre. Aunque los ha habido, por supuesto. Inolvidables son las contorsionistas, los acróbatas o la rueda de la muerte; una verdadera innovación no apta para cardíacos.

Foto: © Javier Táuler

Kooza, siento decirlo, ha abusado del nombre, del buen nombre del Circo del Sol y se ha quedado en una propuesta bastante discreta para los que adoramos y soñamos con cada espectáculo made in factoría Cirque du Soleil.

Circo del Sol: Kooza

★★★☆☆

Teatro:

Escenario Puerta del Ángel

Dirección:

Casa de Campo de Madrid

Metro:

Príncipe Pío

ESPECTÁCULO FINALIZADO