Los niños de Madrid «podemos hacer que haya paz en el mundo», cuentan tras ver al Papa
Los jóvenes asistentes a la Jornada Mundial de los Niños salen del Estadio Olímpico con el deseo de cuidar a sus abuelos y acabar con las guerras
«Estar con los niños de otros países es un logro para mí porque nunca había estado con gente de otros sitios y para mí es muy diferente», cuenta a Alfa y Omega Alberto, de 7 años. Es uno de los 30.000 asistentes al Estadio Olímpico de Roma en la tarde del 25 de mayo durante el primer día de la Jornada Mundial de los Niños que Roma alberga este sábado y domingo. Un nutrido grupo de unos veinte niños como él ha representado a España en el campo del Lazio y la Roma vestidos de chulapos y sevillanas en nombre de la archidiócesis de Madrid.
También de 7 años, Antonio está encantado de haber viajado a Roma acompañado de su madre, que le explica cosas de la fe porque «trabaja en la JMJ». «Ayer llegamos al aeropuerto y cenamos unas cosas muy ricas», dice orgulloso de su experiencia internacional. Esta mañana ha ido al Coliseo, que le ha parecido «muy chuli». También ha podido ver las tumbas de varios Papas y, de su visita «al campo de fútbol de Roma», recuerda que «lo hemos pasado muy bien, hemos visto al Papa y ha habido fuegos artificiales».
Un poco mayor que los anteriores, Ana, de 11 años, cuenta que por la mañana ha descubierto «los sitios más importantes del Vaticano». De su visita al Estadio Olímpico subraya que «hemos visto hablar al Papa y hemos escuchado su mensaje». Confiesa que «yo lo he pasado muy bien, pero ahora estamos muy cansados y vamos al restaurante para acabar bien el día». Seguramente con una pasta a la carbonara o una pizza margarita.
De las palabras del Papa, Ana se ha quedado con que «nosotros, los niños, podemos hacer que haya paz en el mundo». Siguiendo el consejo del Papa de cuidar a los abuelos, cuenta que los suyos «son muy majos» y que «me encanta pasar tiempo con ellos porque siempre nos llevan a sitios chulos y nos entendemos mucho».
La muchacha «no tenía ni idea» de que esta tarde vería a niños cristianos de tantos países. Aparte de ucranianos o palestinos, los ha visto también coreanos, de Burundi, Australia y Afganistán. Ella ha hecho lo que ha podido en representación de su patria y «hemos estado todos agitando la bandera y gritando “Viva España”», presume entre risas.
Miguel, de 6 años, está «muy cansado». De hecho, durante el acto de casi cuatro horas en el Estadio Olímpico, «me he tenido que ir un rato con mamá» para acabar volviendo luego. Pero el balance le sale positivo porque «me ha encantado ver a tantos niños del mundo», aparte de «ver de cerca al Papa», algo que no sucede todos los días.
Teresa y Ana «somos madre e hija y hemos ido a la primera Jornada Mundial de los Niños en familia, con sus hermanos y mi marido». Antes de convertirse en madre, Teresa ya había estado en «otras Jornadas Mundiales, pero de la Juventud». Ella, su marido, sus cuatro hijos y el que tienen «en el cielo» están disfrutando de «este fin de semana espectacular que nos ha regalado el Papa».
«Estamos con miles de niños de todo el mundo y estamos transmitiendo a nuestros hijos la universalidad de la Iglesia», explica esta madre, para quien este concepto significa «que hay muchísimos niños que son amigos de Jesús». A su hija Ana le ha gustado «cuando han soltado los globos» en el Estadio Olímpico. Y la madre desea «que este viaje tan bonito se pueda repetir con cientos de niños de la archidiócesis de Madrid el año que viene».