Isabel Estapé: «Los derechos en el ser humano tienen límites» - Alfa y Omega

Isabel Estapé: «Los derechos en el ser humano tienen límites»

José María Ballester Esquivias
Foto cedida por Isabel Estapé

Notaria, agente de cambio y bolsa, académica de la Real de Ciencias Económicas y Financieras, Isabel Estapé suele intervenir sin tapujos en el debate público. Con Alfa y Omega, se ciñe a la regla, convencida de que España se encontrará en una situación muy delicada hacia 2050 «si no se toman medidas importantes a largo plazo». ¿Cuáles? «Fundamentalmente las que giran en torno a la natalidad. Hago abstracción de cualquier connotación moral o espiritual a la hora de hablar de la natalidad y me centro en la vertiente estrictamente económica: si España no da un golpe encima de la mesa…».

Si España no fomenta la natalidad…
…está abocada al derrumbe económico. No ya porque esté todo el país repleto de inmigración. Tenemos mucha suerte todavía en España en que la inmigración que ha venido habla nuestro idioma, comparte nuestras raíces y creencias, pero tenemos que hacernos a la idea de que la sociedad española, tal y como la conocemos, y también la europea puede sufrir una convulsión muy seria.

¿Se puede fomentar la natalidad cuando los que están en edad de procrear no gozan de empleo estable?
Es complicado. Por eso es fundamental que se fomente el empleo. Hemos tenido unos años maravillosos, con una gran ministra de Trabajo, Fátima Báñez. Lo que pasa con la natalidad es que no es solo un asunto económico, sino que hay que transmitir a la gente la necesidad de tener hijos.

Perdóneme que insista: a los hijos hay que poder sostenerlos.
Niego la mayor: vivimos en una sociedad y en una economía sin coste para el ciudadano, en la que uno lo tiene prácticamente todo gratis. Por gratis, me refiero a que ningún español se queda sin educación o sin sanidad. Y es difícil que se dé la indigencia. Habrá desigualdades sociales, las hay. Pero el problema no está solo en el terreno económico, ya que según este criterio, la gente con recursos económicos importantes, tendría seis u ocho hijos. Y la natalidad en las clases altas –económicamente hablando– está en uno o dos hijos. Con lo cual el tema es mucho más profundo. De entrada, en toda la sociedad occidental, sobre todo en la europea. En Estados Unidos, el fenómeno es menos grave.

¿Se puede sostener el Estado de Bienestar, tal y como existe ahora?
Desde un punto de vista económico es casi imposible. A las democracias les cuesta mucho legislar a largo plazo porque vienen elecciones cada cuatro años. Yo pongo el ejemplo de los pantanos: solo los pueden construir los dictadores. Y no solo en la España de Franco, también en China, en Cuba o en el Chile de Pinochet.

Volviendo al Estado de Bienestar…
…tal y como lo conocemos, no es sostenible. Ocurre, sin embargo, que los gobiernos del color que sean, le dan a este problema constantemente la patada para adelante: más endeudamiento, más endeudamiento y más endeudamiento. Si hace 40 años, cuando yo estudiaba, me hubieran dicho que íbamos a tener un déficit de ciento y pico mil millones de euros, cantidad que entonces equivalía al Producto Interior Bruto, no me lo hubiera creído.

Por lo que entiendo, desliga la natalidad del Estado de Bienestar.
No, no la desligo. Repito que el tema económico es fundamental para que el país siga adelante, pero no se puede sostener un Estado de Bienestar si no nacen niños.

Por supuesto.
La primera premisa para sostener el Estado de Bienestar es la natalidad; la segunda es evitar un gasto público desbocado.

Hay gente que dice: primero las ventajas sociales y fiscales, después la natalidad.
Eso me recuerda la época más severa de la pandemia: yo era políticamente incorrecta cuando abogaba por dar prioridad a la economía frente a la sanidad. Sin economía no se puede financiar La Paz, el 12 de Octubre o el Hospital Clínico de Barcelona. Nos estamos acostumbrando a darle a la maquinita, a los fondos europeos…

¿Hasta cuándo?
Hasta que nos digan basta. Me parece muy egoísta por parte de la sociedad actual, porque en el fondo les estamos pasando la pelota a nuestros hijos y nietos.

¿Cómo se vende ese planteamiento a unos jóvenes de hoy, con esa mentalidad que critica?
Son necesarias campañas, e incluso series de televisión donde se difundan los valores de una familia no ya de cinco hijos, sino de dos o tres. Sería muy positivo. Recuerdo que en una ocasión, un famoso cómico me dijo que en este país había hecho más a favor del matrimonio gay y por el movimiento gay en general, una serie cuyo nombre ahora no recuerdo, que todas las leyes que se hayan podido votar. Y probablemente tenía razón.

Por lo tanto…
…habría que hacer una serie maravillosa gastándose muchísimo dinero sobre las ventajas de las familias con hijos, y por qué no también, catalanes y españoles.

La propaganda.
La propaganda hasta que se infiltre en la sociedad, Pero no vamos a conseguir que de aquí al año que viene todo el mundo empiece a tener hijos; pero sí que de aquí a cinco años, la gente se dé cuenta de que hay que tener hijos.

O sea, que aún es posible revertir esa tendencia.
Yo siempre soy muy optimista. No puedo perder la esperanza. Me pone muy nerviosa ver cómo está Europa. Yo no lo centro solo en España. Pero quiero pensar que alguien, en algún momento, dará algún golpe encima de la mesa, como he dicho antes.

Mencionaba a los gays. ¿Son también irreversibles las leyes que en los últimos 15 o 20 años han cambiado sustancialmente la naturaleza de la familia, ya sea el matrimonio gay, la liberalización del aborto y, ahora, la ley trans?
Las tres no se pueden poner al mismo nivel.

Vayamos por partes.
La ley del matrimonio homosexual es absolutamente irreversible. Creo que ha venido para quedarse. Pero curiosamente, conozco a muchos gays que no son partidarios del matrimonio gay.

El aborto.
Lo pongo en una esfera totalmente distinta. Es absolutamente antinatural. Lo considero un delito. No voy a hablar de asesinato porque mañana me sacan en todas las redes sociales diciendo que los abortistas son asesinos. Pero creo que el planteamiento con el aborto ha de cambiar. Hay muchas personas sin creencias que están en contra del aborto. Y no he visto a ningún animal que mate a su criatura. No existe.

Para cambiar el planteamiento, ¿tiene que actuar primero el Parlamento o la sociedad?
De forma paralela. Sinceramente me indigna la posición del Tribunal Constitucional sobre este tema en los últimos diez años. Por otra parte, vemos al Parlamento Europeo considerar al aborto no solo como un derecho, sino además como una obligación.

¿No sería entonces menor que la sociedad en su base tomase la iniciativa?
Sería maravilloso. Sin embargo, los medios de comunicación no van en esa línea. No he oído decir que haya ninguna serie que diga que el aborto es un crimen.

Y los políticos, legislando sistemáticamente según las mayorías demoscópicas.
Quiero pensar que muchos votantes, por lo menos de determinados partidos, están en contra del aborto. Lo deberían llevar sus partidos en su programa electoral.

La eutanasia.
Pertenezco al Patronato de la Fundación la Caixa y a su comisión ejecutiva, y financiamos cantidad de proyectos de cuidados paliativos. Es decir, que cuando ya estás en los últimos momentos, te sedan, y ya no sufres, que es de lo que se trata.

¿Qué conclusión saca?
Los derechos en el ser humano han de tener un límite.

¿Se podrá aplicar esa premisa en un futuro?
Ojalá. A mí me sorprende el relativismo, según el cual todo vale.

¿Y sobre la ley trans?
A ver, hay cosas para las cuales ya prefiero ni opinar.

¿Por ejemplo?
Para sostener que el aborto es un crimen y sobre todo que ir en contra de la familia es tirarse un tiro en el pie, es decir, en el momento en que Europa empieza a ir contra la familia, elle dégringole, como dirían los franceses.

Decae.
Me encanta leer Historia, novelas, etc. Y nada está por descubrir: está pasando lo que sucedió hace mil años. La historia es cíclica. ¿Qué pasó con el Imperio romano? En el momento en que se hunde la familia, llegan los bárbaros y lo invaden.

Acepta la tesis de la decadencia de Occidente.
Totalmente. Es una nueva etapa. Es verdad que tenemos la Filosofía, el Derecho, etc., pero no somos conscientes de que estamos yéndonos para abajo.

¿Estamos ante un cambio de civilización?
Sí. Lo estamos presenciando sin hacer nada. Presido un grupo de sociedad civil, llamado Panel Cívico de los 100, integrado por un grupo de empresarios y de profesionales que nos reunimos una vez al mes para debatir grandes temas y hemos iniciado el curso hablando de Afganistán y de estrategia internacional.

¿Qué dedujeron?
Que no nos damos cuenta que no nos ganaran con las armas, sino con los vientres. Los musulmanes en Francia tienen una media de cuatro hijos. Podríamos decir que los sudamericanos que llegan aquí tienen una media de cuatro hijos.

Pero no.
No: al cabo de dos años ya están con un hijo por matrimonio.

Dice que la guerra será de vientres. Sin embargo, muchas siguen pensando que la maternidad y la emancipación de la mujer son incompatibles. ¿Cómo se le tuerce el cuello a esta idea?
Poniendo muchos ejemplos de gente que compatibiliza. Y más hoy en día con el teletrabajo y con las ayudas. Mas no es un tema tanto de trabajo o de tipo económico como de cambio de chip y de mentalidad.

Siga.
Vuelvo siempre a lo mismo: chicas jóvenes con muchísimos medios no quieren tener hijos y las que tienen uno piensan que ya han cumplido.

¿Tiene algo que decirles?
Sí, «acordaos cuando tengáis 50 o 60 años de lo que acompañan lo hijos». Desde un punto de vista psicológico, el verdadero problema de la sociedad occidental hoy en día es la soledad.

Sin embargo, a partir de la crisis económica que empezó en 2007 se percibieron grandes muestras de solidaridad dentro de las familias: quien tuvo, retuvo.
Sí, pero aún había una media de dos hijos. Y yo, como notaria, me impresiona la soledad en que muere la gente hoy en día.

Supongo que observará mucho ajuste de cuentas en los testamentos.
Es horroroso.

¿Más que antes?
Mucho más: donde de verdad está la fotografía social, psicológica y familiar es en las notarías, mucho más que en los grandes almacenes, los bancos o los periódicos. Sabemos si la gente se gasta más o menos dinero, si hay más o menos poderes de pleitos, si hay más aumentos de capital o menos, si se constituyen más sociedades.

Y no solo.
También vemos en los testamentos la cantidad de divorciados que hay, la cantidad de pisos que compran las parejas sin comprometerse. Lo que más me impresiona son las terceras y cuartas parejas: uno se muere habiendo estado casado tres veces.

La notaría: ¿mero termómetro de la sociedad o gabinete psicológico?
Más un termómetro. Lo que pasa es que hay notarios como yo que somos más expresivos y ¡nos metemos en donde no nos mandan! Me he retrasado en entrevista porque estaba atendiendo a una persona que quería desheredar a su padre.

¿Hay motivos para desheredar a un padre?
Desgraciadamente la respuesta es afirmativa.

¿Y qué hace el notario al margen de aplicar la ley?
Actuar con mucho tacto. Esta mañana he recibido a una señora que se ha quedado viuda: su marido se ha muerto de un cáncer de colon fulminante. Que el notario te reciba con una sonrisa, ayuda.

¿Qué mensaje dirige a las mujeres de hoy para que procreen y trabajen?
Que aunque suponga un esfuerzo desde el punto de vista económico y físico, vale la pena. A ninguna nos gusta vernos gordas una y otra vez, levantarse de noche… Tengo a una hija que acaba de dar a luz hace un mes y a otra que está en reposo absoluto de seis meses. Pues bien, a pesar de que es muy duro, el esfuerzo merece la pena tanto en clave micro como macro.

¿Cuál es el micro?
El egoísmo propio de la madre que tiene hijos: el día de mañana los hijos te ayudarán y te harán compañía.

¿Y el macro?
Ayudas a tu país. Mire, se nos llena la boca con la bandera, cuando España compite en las Olimpiadas o con la Selección. También se nos tiene que llenar la boca haciendo país, independientemente de que no nos gusten unos gobernantes u otros.

Todos a una como Fuenteovejuna.
Efectivamente, lo dice una persona catalana a la que encanta su tierra y la que le encanta España.

A lo largo de la entrevista ha dicho varias veces «es muy complicado». Y sin embargo, se la ve animada.
Creo que estamos viviendo un momento de la Historia de España que me atrevería a calificar como único: no se ha vivido nunca desde la perspectiva psicológica y familiar, desde una perspectiva política, ya que se puede desintegrar el país, y desde un punto de vista económico no se ha visto una situación igual desde 1975 y ello que por mucho que nos vayan a llegar 140.000 millones de euros que van a ser muy difíciles de administrar. Mi marido y mis hijas son psiquiatras y ven a diario verdaderas tragedias. Aun así hay que tener esperanzas. El momento es delicado y tenemos que poner todos los medios para salir adelante.