Hand Solo: «Con 100 piezas de Lego se puede hacer una prótesis a un niño» - Alfa y Omega

Hand Solo: «Con 100 piezas de Lego se puede hacer una prótesis a un niño»

David Aguilar superó el bullying gracias a este célebre juego de construcción y se hizo hasta cinco prótesis. Ahora pone todo su empeño en ayudar a los demás

Fran Otero
El joven posa con uno de los brazos que se ha construido con piezas de Lego. Foto cedida por Ferrán Aguilar

El joven andorrano David Aguilar, que nació con síndrome de Poland y sin un brazo, no se siente un influencer a pesar de que su historia es inspiradora para mucha gente. Tras superar el bullying, se ha construido varias prótesis con Lego, su gran pasión y refugio desde pequeño. Ha estado en la NASA, tiene un Guinness y ha cambiado la vida a Beknur, un niño de 8 años. Ahora es Hand Solo.

¿Cuándo eres consciente de que tienes una discapacidad?
Cuando mis compañeros empiezan a hacer comentarios y a considerarme diferente. Me llegué a sentir como un alien. Me decían: «Pásame la pelota con la mano derecha», «tú no tienes la culpa de haber nacido así, es de tu madre»… También me rechazó una chica porque sus amigos se reían.

¿Cómo viviste estas situaciones?
Todos esos comentarios se me olvidaban cuando me ponía a construir con Lego. Mi corazón se endureció con piezas de Lego. Eso no se destruye.

Y creaste una prótesis con solo 9 años.
Estaba haciendo el casco de un barco y me lo puse sobre el brazo derecho. Y pensé en cubrirlo con piezas y cerrarlo con cinta adhesiva. Cuando lo pienso, todavía me sorprendo. Todas las horas que pasaba jugando me servían para algo; no era jugar, sino aprender.

Cuando la llevaste a la escuela, ¿qué te dijeron?
Los profesores pensaban que era una llamada de auxilio para que mis padres me compraran una prótesis, pero ellos ya me lo habían propuesto muchas veces. Cuando la quisiese, se lo diría.

Beknur con la prótesis que le construyó David por tan solo 20 euros. Foto cedida por Ferrán Aguilar

¿Cuándo haces la segunda prótesis?
En 2º de Bachillerato. Un día, en mi cuarto, miré la estantería y vi un helicóptero de Lego Technic que había hecho años atrás. Lo desmonté y pensé en un barco. Pero de nuevo fui poniendo las piezas sobre mi brazo.

Y nació el MK-1. Entonces, tu padre pensó que esta historia debía ser contada. ¿Te cambió la vida?
Cuando empecé a hacer entrevistas no me lo creía. Solo pensaba que era otra de mis creaciones, pero mi padre lo vio casi como un hecho divino y quiso que la historia se hiciese pública. Fue un boom y pensé que me agobiaría. De hecho, en algún momento quise dejarlo, pero hubiese sido un error. No sería Hand Solo. Me sirve muchísimo para compartir mi historia. Me contacta mucha gente para agradecérmelo o contarme sus casos.

Cuéntanos quién es Beknur.
Hace cuatro meses nos contactó Zaure, su madre. Beknur [kazajo de 8 años que reside en Estrasburgo], no tiene brazos, apenas un pulgar como mano derecha y en la izquierda un muñón pegado al hombro. Además de una malformación en los pies que no le permite caminar. Los médicos le dijeron que no podía llevar una prótesis porque sería muy pesada. Y es cierto que una convencional no era conveniente, pero el error de los médicos fue pensar en cuadrado.

Y la prótesis se la hiciste tú. Con Lego.
Le pedí a su madre las medidas del brazo, hice los cálculos y pedí las piezas. Con 20 euros –15 en piezas de Lego y cinco en otros materiales– y 15 minutos de montaje ya tenía su prótesis. Con menos de 100 piezas de Lego se puede hacer a un niño feliz. Hizo 1.300 kilómetros para venir a buscarla.

Es muy difícil atender a todas las peticiones, pero con Beknur no pudiste negarte, ¿no?
Que un médico te diga no y luego venga el chico de las prótesis de Lego y también lo haga hubiese sido un golpe. Hay miles de casos diferentes, pero este nos tocó a toda la familia.

¿Cómo fue presentar tus brazos en la NASA?
Tuve diez minutos y una anécdota divertida. Cuando me dirigía a hablar con los cuatro brazos que había construido hasta el momento, uno de ellos se cayó al suelo y dije: «Houston, tenemos un problema».

¿Qué mensaje quieres transmitir?
Cuando doy conferencias, los adultos me dan la enhorabuena y me piden permiso para contar la historia a sus hijos. Precisamente por eso lo hago. Lo que quiero transmitir es que todos somos diferentes, nacemos de una manera diferente y eso es lo que nos hace únicos. La verdadera discapacidad es pensar que algo es imposible.

David Aguilar y su padre, Ferran, han escrito un libro en el que narran la historia de Hand Solo. Foto cedida por Ferran Aguilar

Uno de los objetivos de tus proyectos –libro, documental, cómic…– es llegar a los colegios. ¿Por qué?
Es el lugar donde los chicos diferentes empiezan a recibir los comentarios ofensivos de gente ignorante. Con educación todo se puede conseguir.

¿Y qué le dirías a un niño que esté viviendo una situación parecida a la tuya?
Que no se preocupe, que los que acosan se van a arrepentir en el futuro de todo lo que hacen. Lo digo por experiencia. Cuando somos niños no pensamos lo que decimos.

¿Te sientes un referente?
Muchísimo y me alegro de serlo, pero no me gusta llamarme influencer. No lo soy, solo transmito mi mensaje de superación.

A ver, tienes un Guinness, un libro, un documental, has estado en la NASA…
Los reconocimientos no sirven de nada si no se usan para cambiar la mentalidad de tantas personas que consideran la discapacidad como algo negativo, por lo que se debe sentir pena, menospreciar o insultar. Conseguir esto sería el mayor reconocimiento que podré tener. Lo único que se puede sentir de una persona con discapacidad es admiración.

¿Tes has mirado en algún modelo?
Peggy Cerqueda, que nació con síndrome de Poland, como yo. Cuando su madre, que es pediatra, supo que yo había nacido con este problema, fue al hospital con su hija, le desató los zapatos y entró a enseñar a mis padres que ella sola podía atarlos. Fue la primera vez que mis padres recibieron una educación y una motivación. Fue como un ángel caído del cielo. Superaron sus miedos y todo cambió. También Albert Llovera, que se quedó tetrapléjico tras un accidente y se ha convertido en piloto de rallies y ha ido al Dakar. Ambos me han ayudado mucho.

Estás estudiando Bioingeniería, ¿cómo te ves en el futuro?
Me gustaría seguir con las prótesis. La primera reacción de Beknur al llevar la prótesis fue intentar coger algo. Y cuando lo intentó y lo consiguió, supo que su vida había dado un giro de 180 grados. Fue alucinante. Quiero que esta situación se repita. Es la única manera de seguir contando mi historia. Mi misión en este planeta es ayudar a los que lo necesitan.