Inaugurado el Año Santo Guadalupense - Alfa y Omega

Inaugurado el Año Santo Guadalupense

El pasado sábado, 5 de septiembre se abría el Año Santo Guadalupense. Desde las 10 de la mañana se venía impartiendo el Sacramento de la Penitencia en la iglesia nueva. Poco antes de las 12 se procedía a la solemne apertura de la Puerta del Perdón, a lo que siguió la celebración de la Misa Pontifical del inicio del Año Santo Guadalupense

Archidiócesis de Mérida-Badajoz

Tras la Eucaristía se llevaron a cabo actos culturales, como bailes tradicionales extremeños en la plaza del monasterio por parte de un grupo de Don Benito y otro de Miajadas.

En la homilía de la Eucaristía de apertura, don Braulio Rodríguez, Arzobispo de Toledo, afirmó: «Hoy abrimos de manera significativa la Puerta Santa de esta Casa de la Virgen, Reina de Extremadura y de la Hispanidad, para que cuantos deseen renovarse, orar por su Santidad, reconciliarse con el Padre en el sacramento de la Reconciliación y recibir a Jesucristo Sacramentado, tengan acceso a la gracia del Jubileo». Don Braulio pidió a los cristianos que no tengamos miedo de acudir a Dios pidiendo por nuestra necesidades. «No tengáis miedo de pedir mucho al Señor por la poderosa intercesión de la Reina de las Villuercas, dijo. Puede haber mucho que pedir, pero más hay que recibir. Si se trata de pedir perdón, el que recibimos de Dios por nuestros pecados no conoce límites en la Iglesia Santa. En la muerte y resurrección de Jesucristo, el Padre de los cielos hace evidente este amor que es capaz incluso de destruir el pecado de los hombres. Y no son pocos los que cometemos».

Tanto en la apertura de la Puerta como en la Eucaristía tomaron parte los tres obispos de la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz y el arzobispo de Toledo, y su obispo auxiliar, además del obispo emérito de Segovia, natural de Guadalupe, además de numerosos sacerdotes, entre ellos muchos franciscanos.

El Guardián del Monasterio de Guadalupe afirma que «se trata de un Año de gracia, también de trabajo, pero a fin de cuentas un año privilegiado por Dios, dado por Él y por la Iglesia para que las personas que peregrinamos por este mundo puedan beneficiarse de los dones y gracias espirituales que hacen tanto bien al cuerpo, porque cuando un ser humano se encuentra bien por dentro es un buen ciudadano».

Durante este Año Santo se organizarán una serie de actos, para ello existe un Comité organizador de las cuatro diócesis presentes en Extremadura, formada por los cuatro obispos. Dicho Comité se ha encargado de preparar una programación «con carácter evangelizador, de testimonio, de anuncio del Evangelio. Este programa incluye celebraciones, algunas masivas y otras sectoriales (niños de Primera Comunión, jóvenes, sacerdotes, familia, enfermos, religiosos…); además, habrá actos culturales que supongan una manifestación de la fe y que nos lleven hasta Jesús. Toda la programación girará entorno al Evangelio, sacramentos y caridad cristiana», indica fray Antonio Arévalo.

8 de septiembre, fiesta popular

Como ya es habitual, en los día previos a las celebraciones importantes en el Santuario, se celebra una novena en honor a Santa María de Guadalupe que cuenta con la presencia de nuestra Diócesis. Así, el Arzobispo de Mérida-Badajoz, don Celso Morga, predicó este domingo sobre «María, fuente de gracia y consuelo»; antes, el jueves fue el turno del sacerdote diocesano José María Barrantes Gil, como arcipreste de Almendralejo, sobre «María en el ministerio público de Jesús: de Caná al Calvario».

Este martes 8 de septiembre se celebra, desde finales del siglo XIII, la fiesta popular de la Virgen de Guadalupe. Ese día los alrededores del Monasterio se llenan de peregrinos que llegan andando desde distintos puntos de España: Ciudad Real, Toledo, Córdoba y, por supuesto, de Extremadura.

Para el Guardián de Guadalupe, fray Antonio Arévalo, «estos peregrinos, que llegan al Santuario tras andar 4-5 días por los caminos, se merecen un aplauso y la emulación y seguimiento por parte de los cristianos que tenemos como Patrona a la Virgen de Guadalupe».

Durante los meses de septiembre y octubre es cuando se llevan a cabo la mayoría de las peregrinaciones hasta el santuario con las peregrinaciones juveniles, por ejemplo, de Getafe, Toledo o Córdoba.

En nuestra Diócesis hay mucha devoción a la Virgen de Guadalupe desde tiempo inmemorial. Fray Antonio Arévalo afirma que «el resurgimiento de Guadalupe se debe a Badajoz, a las grandes peregrinaciones que organizaban los sacerdotes de esta diócesis antes incluso de la coronación de la Virgen en el año 1928. Esos son los que han hecho grande a Guadalupe y han dado el último impulso al resurgir de la devoción de la Virgen de Guadalupe».

Concesión de Año Santo

Del 10 al 14 de noviembre de 2003, Año Jubilar y 75 aniversario de la Coronación de la Virgen de Guadalupe como Reina de la Hispanidad, tuvo lugar en la población un importante Congreso Mariano Guadalupense. En esos días, se formuló el deseo de obtener a perpetuidad la gracia de un Año Santo Guadalupense, recuperando de ese modo el carácter histórico de Santuario Mariano agraciado con un año jubilar cada cierto tiempo.

En enero del 2005, bajo el pontificado de san Juan Pablo II, llegó la feliz noticia del Decreto de Concesión, desde la Penitenciaría Apostólica, por la que se otorga al Santuario y Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe la celebración de un Año Jubilar, con sus correspondientes beneficios espirituales.

Requisitos para ganar el jubileo

Se denomina Año Santo Guadalupense al año en que el 6 de septiembre, fiesta litúrgica de la Virgen, cae en domingo. Esto sucede con una cadencia regular de 6-5-6-11 años, de modo que en cada siglo se celebrarán catorce Años Santos Guadalupenses. En estos años los católicos pueden lucrar el jubileo. Para ello los requisitos son los siguientes:

1. Visitar la Basílica de Guadalupe donde, según una antigua leyenda, se apareció la Virgen María a un pastor a finales del siglo XIII, siendo su iglesia el primer Santuario Nacional (1340).

2. Rezar alguna oración y pedir por las intenciones del Papa.

3. Recibir los sacramentos de la Penitencia (puede ser quince días antes o después) y de la Comunión. Se recomienda oír Misa.

Es costumbre, además, atravesar la Puerta Santa de la Basílica y tocar las piedras que están a la entrada en la nave de Santa Ana, que según la tradición cubrió a la imagen durante siete siglos.

La gracia del jubileo consiste fundamentalmente en una indulgencia plenaria (completa) para el perdón de la pena temporal que merecen los pecados.