«Hoy es un día trágico para EE. UU.»
«Hoy es un día trágico para el matrimonio y para nuestra nación», se lee en una nota de la Conferencia Episcopal norteamericana, tras las dos sentencias del Tribunal Supremo que dieron el miércoles la razón a los partidarios del llamado matrimonio homosexual. Su victoria, pese a todo, fue sólo parcial. Frente a lo que muchos esperaban, no se obligará a redefinir el matrimonio en todo el país
En la primera de las sentencias, por una exigua mayoría de 5 votos a 4, el Tribunal Supremo declaró el miércoles inconstitucional la Ley de Defensa del Matrimonio, aprobada por Bill Clinton en 1996, que lo define como «la unión entre un hombre y una mujer». A efectos prácticos, esta sentencia implica que los matrimonios homosexuales tendrán los mismos beneficios fiscales federales que los demás en aquellos estados de la Unión donde estén legalizados.
Desde ayer, son 13, y no 12, los estados que equiparan las uniones homosexuales al matrimonio. Se ha sumado a ellos California. Con unas horas de diferencia, la segunda de las sentencias derogó (también por 5 votos a 4) la ley aprobada en referéndum en 2008, mediante la cual los ciudadanos del estado más poblado del país revirtieron la decisión del Tribunal Superior de Justicia de ese estado, que obligaba a reconocer los matrimonios homosexuales. La sentencia deja, pues, sin efecto el resultado de aquel referéndum, alegando que la ciudadanía no estaba legitimada para anular un derecho reconocido por los jueces, pero no tiene efectos, como muchos vaticinaban, en la treintena de estados que, mediante leyes o incluso en sus constituciones, definen expresamente el matrimonio como unión entre un hombre y una mujer. Lo paradójico del caso es que, mientras el Supremo no se pronuncia sobre el fondo del asunto, esto es, sobre la constitucionalidad de una u otra definición de matrimonio, sí atribuye esa competencia al alto tribunal californiano, y en cambio se la deniega a los ciudadanos de California.
Las sentencias suponen una clara victoria política para los partidarios del matrimonio homosexual. El propio presidente Obama se mostró «muy orgulloso» de ambas decisiones. Nadie duda de que habrá una nueva ofensiva por todo el país a favor de la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio.
Los obispos, sin embargo, no dan la batalla por perdida. «Éste es el momento de redoblar nuestros esfuerzos», decía el comunicado, firmado por el cardenal Dolan, arzobispo de Nueva York y presidente del episcopado, y por el arzobispo Salvatore Cordileone, de San Francisco, presidente del Subcomité para la Promoción y Defensa del Matrimonio.
«Continuaremos proclamando la verdad sobre el matrimonio»
«Hoy es un día trágico para el matrimonio y para nuestra nación», arranca el texto. «La Corte Suprema ha impuesto una injusticia profunda al pueblo estadounidense al derogar parcialmente la Ley Federal de Defensa del Matrimonio. La Corte se equivocó. El Gobierno federal debe respetar la verdad de que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, aun cuando los estados fallen en hacerlo», se afirma con respecto a la primera de las sentencias. «Preservar la libertad y la justicia requiere que todas las leyes, federales y estatales, respeten la verdad, incluso la verdad sobre el matrimonio».
Con respecto a la segunda sentencia, se califica de «desacertado» que la Corte no aprovechara «la oportunidad para ratificar la Proposición 8 de California», aprobada en referéndum.
El texto reafirma además la importancia de lo que está en juego en este debate. «El bienestar común, especialmente de nuestros niños, depende de una sociedad que busca respetar la verdad del matrimonio». «Las decisiones de hoy son parte de un debate público de grandes consecuencias. El futuro del matrimonio y el bienestar de nuestra sociedad están en juego».
Y se recuerda que «el matrimonio es la única institución que une a un hombre y a una mujer de por vida, dándole a todo niño que resulte de esa unión la base segura de una madre y un padre». Por ese motivo, «nuestra cultura ha dado por sentado por mucho tiempo lo que la naturaleza humana, experiencia, sentido común y el plan sabio de Dios confirma: la diferencia entre un hombre y una mujer es importante, y también lo es la diferencia entre una madre y un padre. Aunque la sociedad ha fallado de muchas maneras en fortalecer el matrimonio, esto no es razón para darnos por vencidos. Éste es el momento para fortalecer el matrimonio, no para redefinirlo».
«Cuando Jesús enseñó sobre el significado del matrimonio -la unión de por vida y exclusiva de un esposo y su esposa-, él señaló el comienzo de la creación de Dios del ser humano como hombre y mujer (Mateo 19). Al enfrentarse a las costumbres y leyes de su época, Jesús enseñó una verdad no popular que todos pudieran comprender. La verdad del matrimonio perdura, y nosotros continuaremos proclamándola firmemente con confianza y caridad.
Ahora que el Tribunal Supremo ha emitido sus decisiones, con propósito renovado hacemos un llamado a todos nuestros líderes y el pueblo de esta nación para permanecer unidos en promover y defender el significado único del matrimonio: un hombre, una mujer para toda la vida. También pedimos oraciones mientras las decisiones de la Corte son revisadas y sus implicaciones clarificadas».