Homenaje a Menéndez Pelayo - Alfa y Omega

Un año más, se celebró el Curso de Verano en Santander, en el Seminario de Monte Corbán, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas. Dichos cursos tienen ya una fructífera historia desde el año 1933, en que fueron creados por Herrera Oria y a cuyo frente estuvo, como primer director, Juan Contreras y López de Ayala, marqués de Lozoya y diputado por la CEDA por la provincia de Segovia.

Este año, ha estado dedicado, con carácter monográfico, al santanderino Marcelino Menéndez Pelayo, con motivo del centenario de su muerte. Dirigido por Luis Sánchez de Movellán, tenía como título: El legado intelectual de Marcelino Menéndez Pelayo.

A lo largo de tres días, se han analizado y debatido diversas facetas de la amplia personalidad del político cántabro. Especialistas en su conocimiento han abordado el problema de España, la filosofía española, la poesía española, la Inquisición, el pensamiento jurídico y la historia de España. Todo ello a la luz del pensamiento de don Marcelino.

Si en una apretada síntesis tuviéramos que perfilar la rica personalidad de Menéndez Pelayo, tendríamos que señalar su precocidad, extraordinaria memoria, capacidad de trabajo, amplia cultura, amor a España e identificación religiosa y vital con el catolicismo. Constituye, sin duda alguna, un referente obligado para los españoles y los católicos.

Pedro Sáinz Rodríguez, que fue ministro de Educación Nacional, diría: «La obra de Menéndez Pelayo es el primer fundamento para la elaboración de una conciencia nacional». Y el mismo Menéndez Pelayo, en su famoso brindis en El Retiro, el 30 de mayo de 1881, con motivo del bicentenario de Calderón, pronunciaría el: «Brindo por la nación española, amazona de la raza latina, de la cual fue escudo y valladar».

Y pese a que había iniciado su intervención, forzada y pedida por sus compañeros de la Universidad Central, con las palabras: «Yo no pensaba hablar, pero….», nos dejaría estas magníficas sugerencias: «Brindo, en primer lugar, por la fe católica, apostólica, romana, que en siete siglos de lucha nos hizo reconquistar el patrio suelo, y que en los albores del Renacimiento abrió a los castellanos las vírgenes selvas de América y a los portugueses los fabulosos santuarios de la India, por la fe católica, que es el sustratum, la esencia y lo más grande y lo más hermoso de nuestra teología, de nuestra filosofía, de nuestra literatura y de nuestro arte».

Como nos ha recordado el sabio profesor José Peña Gutiérrez, catedrático de Derecho Constitucional, el brindis de El Retiro era conocido y recitado en nuestras escuelas y en nuestros institutos. Ello nos motiva a los propagandistas de la Asociación Católica de Propagandistas que, a estas alturas del tiempo histórico que vivimos, tratemos de rescatar del olvido y de la injusticia la figura de Marcelino Menéndez Pelayo y tratemos de rendirle nuestro agradecido homenaje, como españoles y como católicos.