Guzmán Carriquiry, secretario de la Comisión Pontificia para América Latina: «Iberoamérica necesita católicos en la vida pública» - Alfa y Omega

Guzmán Carriquiry, secretario de la Comisión Pontificia para América Latina: «Iberoamérica necesita católicos en la vida pública»

El uruguayo don Guzmán Carriquiry Lecour es el laico con mayor responsabilidad, en estos momentos, en la Santa Sede. El Santo Padre Benedicto XVI le nombró, en mayo, secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, cargo que, hasta ahora, desempeñaban arzobispos. Laico, casado, con cuatro hijos y ocho nietos, ha sido uno de los colaboradores de Benedicto XVI que más han trabajado para hacer posible el viaje que comienza mañana en México y concluirá en Cuba el 29 de marzo. Hombre de confianza de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI presenta, en esta entrevista, los motivos que han llevado al Papa afrontar este viaje

Jesús Colina. Roma
Benedicto XVI saluda al matrimonio Carriquiry.

¿Por qué emprende el Papa un largo viaje como éste?
Este viaje apostólico es expresión de la solicitud pastoral con la que el Papa abraza a los pueblos hispanoamericanos. Busca confirmar en la fe a estos pueblos —¡el tesoro más grande que han recibido!—, y arraigarla y revitalizarla cada vez más en el corazón de las personas, en la vida de las familias y en la cultura de las naciones. En el avión que le llevaba a Brasil, en mayo de 2007, rumbo a Sao Paulo y Aparecida, para inaugurar la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, se le planteó a Benedicto XVI una pregunta sobre un cierto eurocentrismo de su pontificado. Benedicto XVI reaccionó inmediatamente, recordando que el 40 % de los católicos de todo el mundo viven en Latinoamérica, y confesó su convicción de que aquí está en juego, en gran parte, el futuro de la Iglesia, al menos en las próximas décadas. A ese 40 % de bautizados hay que añadir la presencia cada vez más importante de hispanos en los Estados Unidos, que en su gran mayoría son católicos, y que dentro de quince años se convertirán en la mitad de los católicos de este país.

¿Qué espera que les diga el Papa a los católicos hispanoamericanos?
¡Pues será el mensaje del Evangelio! El Papa señalará la tarea fundamental de custodiar el más precioso patrimonio recibido por los pueblos iberooamericanos, que es el don de la tradición católica, y llamará a los católicos, en Iglesia, a fructificar este patrimonio en el corazón de las personas, la vida de las familias y la cultura de las naciones. El Papa espera que la Iglesia en América Latina continúe siendo, y cada vez más, en toda su consistencia teologal, histórica y cultural, el pueblo de Dios entre los pueblos, y no la dispersión de minorías poco significantes en medio de un océano de secularización. El Papa espera de esa fidelidad y fecundidad de la Iglesia en Hispanoamérica, consciente de su solicitud evangelizadora ad gentes, que sea cada vez más protagonista enriquecedora en la misión de toda la catolicidad.

La visita a México

México vive momentos muy difíciles, a causa del narcotráfico, sin olvidar la herencia de corrupción. ¿Qué cree que puede decir sobre eso el Papa?
Estos graves problemas tienen que ser afrontados a través de políticas adecuadas, valientes e incisivas. No es éste el ámbito de competencia de la Iglesia, pero la Iglesia no puede dejar de alertar públicamente sobre los grandes problemas y desafíos que se plantean respecto al bien común de los pueblos. Además, sería limitado y quizás ineficaz confiarse sólo en los resortes del poder político para afrontarlos. En efecto, estos problemas tienen una dimensión ética personal y colectiva, que sólo adquiere fuerza de irradiación e interpelación en virtud de una nueva evangelización de los pueblos iberoamericanos y de quienes desempeñan funciones y responsabilidades de liderazgo a diversos niveles.

Vía crucis en La Habana.

Algunos dicen que, con su visita en plena campaña electoral mexicana, el Santo Padre viene a hacer política.
Benedicto XVI está a mil años luz de distancia de cualquier tipo de propósitos electorales. Si el viaje apostólico ha sido organizado para este mes de marzo, se debe a que era importante que el Papa visitara países hispanoamericanos entre el viaje que realizó al Brasil en mayo de 2007 y el que, si Dios quiere, realizará de nuevo a este país en julio de 2013 para presidir la Jornada Mundial de la Juventud. Tenía que ser, pues, en este año 2012, pero en el segundo semestre ya habían sido previstos otros viajes apostólicos y el Papa tenía también citas muy importantes como la Asamblea General del Sínodo de los Obispos y la inauguración del Año de la fe.

Expectativas sobre

¿Podrá cambiar el viaje del Papa la situación de la Iglesia en Cuba?
Este viaje del Papa ha de leerse como en la parábola del buen sembrador. Los frutos requieren su tiempo para madurar. Por cierto, el Santo Padre irá a valorizar todo los frutos buenos que ya se advierten, como la fe de muchos, la devoción del pueblo a la Virgen del Cobre peregrina, los signos de reconciliación entre los cubanos que se abren paso entre resistencias, una relación más distendida e incluso cordial entre la Iglesia y el Estado, mayores espacios de participación de la Iglesia en la vida pública. Quedan muchos problemas graves para afrontar. La confianza y certeza del Papa es que el servicio evangelizador que es propio de la Iglesia, animada por la verdad y la caridad, que hace libres y hermanos, es la más importante contribución para el presente y futuro del pueblo cubano.

Lo más importante es que Cuba está viviendo una primavera de la fe, como ha dicho el cardenal Ortega, y eso es gran motivo de esperanza para esta nación. Puede dar nueva tónica social, moral y espiritual al pueblo cubano en esta fase muy difícil de su historia.

¿Se encontrará el Papa con Fidel Castro?
Este encuentro no está previsto en el programa, pero si Fidel Castro se encuentra en discretas condiciones de salud, puede preverse que el encuentro tenga lugar. Tendrá un peso simbólico y mediático enorme. Pero lo más importante es lo que se digan, cara a cara, más allá de las cámaras.

¿Qué necesita Iberoamérica hoy en particular a nivel político?
Benedicto XVI ha insistido en diversas oportunidades —y lo hizo explícitamente en Aparecida— sobre la necesidad de formar nuevas generaciones de católicos que abran camino al Evangelio en la vida política, económica, social y cultural de las naciones. De los católicos comprometidos en la vida pública, la Iglesia espera que estén animados por la fe católica, que sean coherentes con las enseñanzas de la Iglesia, que sean también competentes y dedicados al bien común, que conozcan y sepan aplicar creativamente la doctrina social de la Iglesia, que presten especial solidaridad a los más necesitados. En un continente de grandes mayorías de bautizados en la Iglesia católica, hay mucho que hacer en este sentido.