Fue un hombre de paz - Alfa y Omega

El sábado 10 de diciembre, muy de mañana, el secretario del nuncio apostólico en Bagdad y yo tomamos el camino de Bagdad a Najaf para participar en el homenaje a un amigo nuestro recién fallecido, Sayed Salih al Hakime. Era un clérigo musulmán chiita, hombre de diálogo y constructor de paz. Por el camino, en el coche, hablábamos de este hombre de Dios que dedicó los últimos 15 años de su vida a promover estos valores a través de su sincera y verdadera amistad.

Cuando llegamos a Najaf, el hijo del difunto nos recibió calurosamente, diciéndome: «Es el perfume de mi padre lo que huelo cuando me acerco a ti. Sé cuánto te quiere y te respeta mi padre, y cuánto habéis trabajado juntos para construir una amistad sincera».

Durante la ceremonia, los organizadores proyectaron un vídeo de las etapas importantes en la vida de Sayed Salih. Pero, sobre todo, mostraba lo que trabajó y luchó para construir puentes de reconciliación en un país desgarrado por conflictos religiosos. A pesar de lo que sufrió bajo el régimen dictatorial entre 1980 y 1991, y de que la mayor parte de su familia fue ejecutada por este mismo régimen, Al Hakime siempre se negó a entrar en la espiral de la venganza y optó por el camino del perdón y la reconciliación.

Este clérigo ha sido realmente un buen ejemplo en un país que ha sufrido mucho por la guerra civil y los conflictos confesionales. Fue una voz moderada frente a muchos otros que predican un discurso de odio y violencia. Cada vez que lo veía, me expresaba su tristeza porque los cristianos y otras pequeñas minorías religiosas estaban saliendo del país. Me decía que «los cristianos son las flores del jardín de Irak, y un jardín no es un jardín sino por sus diferentes flores».

En su discurso, leído por su secretario, el nuncio apostólico describió a Al Hakime como un actor de paz: «Hay gente que consigue hacer florecer la flor de la paz de forma maravillosa. No es que sean perfectos, porque solo Dios es perfecto; pero por la gracia de Dios, la piedad sincera y el trabajo duro, Sayed Salih fue uno de ellos». Que Dios tenga misericordia de él.