Francisco: que el Medio Oriente no sea terreno de enfrentamiento, sino tierra de paz
En la Audiencia a la Comisión mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales, Francisco expresó el deseo de que los cristianos sean reconocidos como ciudadanos a título pleno y con los mismos derechos
El Papa Francisco expresó el deseo de que el Medio Oriente se convierta en «tierra de paz» y deje de ser «terreno de enfrentamiento». Lo hizo en la audiencia a la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias orientales ortodoxas, en la que pidió que «nuestros hermanos cristianos sean reconocidos como ciudadanos por propio derecho».
«Muchos de ustedes pertenecen a las Iglesias de Oriente Medio que se encuentran terriblemente probadas por la guerra, la violencia y las persecuciones», dijo el Papa Francisco, que el próximo domingo viajará a los Emiratos Árabes Unidos, a la comisión que se encuentra en Roma para llevar a cabo su 16º encuentro en las estructuras del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (del 27 de enero al 2 de febrero). El Papa recordó el reciente encuentro de Bari (del pasado 7 de julio) en que se reunieron «en su calidad de Jefes de las Iglesias durante una intensa jornada de oración y de reflexión por la situación del Medio Oriente, experiencia que, espero, pueda repetirse. Deseo garantizar a todos los fieles del Medio Oriente mi cercanía, mi constante pensamiento y oración para que esas tierras, únicas en el plan de salvación de Dios, después de la larga noche de los conflictos, puedan entrever un alba de paz. El Medio Oriente debe convertirse en tierra de paz, no puede continuar siendo terreno de enfrentamiento. La guerra, hija del poder y de la miseria, ceda sitio a la paz, hija del derecho y de la justicia, y también nuestros hermanos cristianos –afirmó retomando el discurso que pronunció en Bari– sean reconocidos como ciudadanos por derecho propio».
En el último de los encuentros de esta comisión, que se llevó a cabo en enero de 2018 en la sede de Santa Etchmiadzin, tras la invitación de la Iglesia Apostólica Armenia, Su Santidad Karekin II, «catholicos» de los armenios, exhortó a las Iglesias cristianas a «reforzar la cooperación» para superar «las dificultades que encontramos», sobre todo en el Medio Oriente, en donde «las Iglesias colaboran constantemente por el bien de los derechos de las comunidades cristianas y la presencia de la histórica identidad cristiana. Todos los cristianos víctima de fundamentalismos y de terroristas en el Medio Oriente –añadió en esa ocasión Karekin– son nuevos mártires que, con los mártires de la Iglesia única, pueden ayudar a que los cristianos permanezcan unidos».
Por su parte, el Papa hoy insistió en que «las vidas de los tantos santos de nuestras Iglesias son semillas de paz arrojadas en aquellas tierras y florecidas en el cielo. Desde allí nos sostienen en el camino hacia la plena comunión, camino que Dios desea, camino que pide que se proceda no según las conveniencias del momento, sino dóciles a la voluntad del Señor: que “todos sean una sola cosa”». Y añadió que «Él nos llama, cada vez más, al testimonio coherente de la vida y a la búsqueda sincera de la unidad. La semilla de esta comunión, también gracias a su valioso trabajo, ha germinado y sigue siendo irrigado por la sangre de los testigos de la unidad, por la tanta sangre derramada por los mártires de nuestro tiempo: los miembros de las diversas Iglesias que, unidos por el común sufrimiento en nombre de Jesús, ahora comparten la misma gloria».
El diálogo entre estas Iglesias, explicó Francisco, ilustra muy bien cómo entre el Oriente y el Occidente las «diferentes fórmulas teológicas no raramente se completan, en lugar de oponerse» (Unitatis redintegratio, 17), como declaró el Concilio Vaticano II, «del que recordamos hace pocos días el sesenta aniversario del anuncio. Rezo y los animo para que su actual reflexión sobre los Sacramentos pueda ayudarnos a proseguir el recorrido hacia la plena comunión, hacia la celebración común de la Santa Eucaristía».
La comisión, que es diferente de la Comisión Internacional de Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, está trabajando en esta sesión de reuniones sobre el sacramento del matrimonio. «Me gusta pensar –comentó el Papa– en lo que afirma el Génesis: “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y hembra los creó”. El hombre es plenamente a imagen de Dios no cuando está solo, sino cuando vive en la comunión estable de amor, porque Dios es comunión de amor. Estoy seguro de que su trabajo, desarrollado en un clima de gran cordialidad, beneficiará a la familia de los hijos de Dios, a la Esposa de Cristo, que deseamos presentar al Señor “sin manchas ni arrugas”, sin heridas y sin divisiones, sino en la belleza de la plena comunión».
Forman parte de la delegación ortodoxa de esta comisión la Iglesia copta ortodoxa, la Iglesia siro-ortodoxa, la Iglesia armenia apostólica, representada por dos Catolicosados, el de Echmiadzín (o Ejmiatsin) y el de Cilicia, la Iglesia ortodoxa de Etiopía, la Iglesia ortodoxa de Eritrea y la Iglesia ortodoxa siria del Malankar. El Papa concluyó la audiencia invitando a los presentes a rezar «cada quien en su lengua» el Padre Nuestro.
Iacopo Scaramuzzi / Vatican Insider. Ciudad del Vaticano