Francisco: «No hay mejor forma de rezar que la de María» - Alfa y Omega

Francisco: «No hay mejor forma de rezar que la de María»

El Papa dedica su catequesis de este miércoles a la figura de la Madre de Dios, cuya actitud resume el Papa en decirle a Dios: «Lo que Tú quieras, como Tú quieras, cuando Tú quieras»

Redacción

«María fue una mujer orante», ha dicho el Papa Francisco este miércoles durante la audiencia general que desde hace unas semanas dedica al tema de la oración. El Papa se ha centrado en la figura de la Madre de Dios, que «reza en Nazaret cuando el mundo todavía la ignora», como una joven «recogida en silencio y en continuo diálogo con Dios. Ella está ya llena de gracia pero todavía no sabe nada de su sorprendente vocación y del mar tempestuoso que tendrá que navegar».

De este modo, María pertenece «al gran grupo de pobres de corazón» con los Dios ha preparado la venida de su Hijo. Así, ella «no dirige autónomamente su vida, sino que espera que Dios tome las riendas de su camino. Es dócil, y con su disponibilidad prepara los grandes eventos que Dios ha dispuesto para el mundo», ha dicho Francisco.

Por eso, cuando el arcángel Gabriel va a llevarle el anuncio a Nazaret, «María está en oración, y su He aquí, pequeño e inmenso, hace saltar de alegría a la Creación».

La Madre de Dios se convierte así en modelo de oración para los creyentes, pues «no hay mejor forma de rezar que la actitud de María», que el Papa resume en decirle a Dios: «Lo que Tú quieras, como Tú quieras, cuando Tú quieras».

Esta es «una oración sencilla», según Francisco, cuya grandeza reside en «ponerse en las manos del Señor. Todos podemos rezar así, casi sin palabras: “Lo que Tú quieras, como Tú quieras, cuando Tú quieras”».

Una plegaria realizada con esta actitud «calma las inquietudes aunque nosotros estemos agitados». «Nosotros lo queremos todo enseguida —ha continuado el Santo Padre—, pero esta actitud nos hace mal». Sin embargo, la oración confiada «sabe calmar la inquietud, y nos hace disponibles a la voluntad de Dios».

Madre de Dios y de la Iglesia

El Pontífice ha explicado asimismo que «María acompaña en oración toda la vida de Jesús, y también los primeros pasos de la Iglesia naciente», pues «reza con los discípulos que han atravesado el escándalo de la Cruz. Por obra del Espíritu Santo se convierte la Madre de Dios y por obra del mismo Espíritu se convierte después en Madre de la Iglesia».

María está presente en los primeros pasos de la comunidad cristiana porque «está ahí en medio de los hombres y mujeres que su Hijo ha llamado. Ella no es como el sacerdote, sino la Madre de Jesús, que reza con ellos, como una más. Reza con ellos y por ellos. En oración, María da a luz a la Iglesia».

El Papa ha improvisado su discurso para destacar que «el Evangelio solo nos cuenta una oración de María», aludiendo al milagro de la bodas de Caná, cuando pide a su hijo por «esa pobre gente que está celebrando una fiesta de boda. Tienen que terminar con el café con leche porque no hay más vino, y ella reza y pide a su Hijo que Él resuelva el problema».

En el Evangelio, María «aparece y desparece», para aflorar después en los momentos cruciales: «ella es la voz de Dios allí donde se necesita su presencia silenciosa. María está presente porque es madre y porque es la primera discípula. Ella no dice “Ven, que yo resolveré las cosas”, sino “Haced lo que Él os diga”, siempre con el dedo señalando a Jesús».

«Qué bonito sería si nosotros nos pudiéramos parecer a nuestra Madre, con el corazón silencioso, obediente y abierto a la Palabra de Dios —ha concluido el Papa—, pues María recibe la Palabra y la deja crecer en su corazón como una semilla, por el bien de la Iglesia».