Francisco: «Mi deseo de feliz Navidad es un deseo de fraternidad»
El Papa pide la vuelta a la concordia en Venezuela y Nicaragua
En su mensaje al mundo entero, antes de impartir la bendición «Urbi et Orbi», a la Ciudad y al mundo entero, el Papa Francisco ha manifestado este martes que «mi deseo de feliz Navidad es un deseo de fraternidad». El Santo Padre se dirigía a todas las mujeres y hombres del planeta, de todas las culturas y religiones.
Desde el balcón principal de la basílica de San Pedro y ante decenas de miles de fieles de todos los continentes, el Papa se ha preguntado «¿Y qué nos dice este Niño, que nos ha nacido de la Virgen María? ¿Cuál es el mensaje universal de la Navidad?».
Su rotunda respuesta es: «Nos dice que Dios es Padre bueno y nosotros somos todos hermanos. Esta verdad estáen la base de la visión cristiana de la humanidad».
Francisco ha añadido que «sin la fraternidad que Jesucristo nos ha dado, nuestros esfuerzos por un mundo más justo no llegarían muy lejos, e incluso los mejores proyectos corren el riesgo de convertirse en estructuras sin espíritu».
Por ese motivo, «mi deseo de feliz Navidad es un deseo de fraternidad. Fraternidad entre personas de toda nación y cultura. Fraternidad entre personas con ideas diferentes, pero capaces de respetarse y de escuchar al otro».
Y también «fraternidad entre personas de diversas religiones. Jesús ha venido a revelar el rostro de Dios a todos aquellos que lo buscan». Dividir por religiones no es cristiano.
Su mensaje dirigido al mundo entero era estrictamente cristiano pero, al mismo tiempo, muy conciliador, explicando que «con su encarnación, el Hijo de Dios nos indica que la salvación pasa a través del amor, la acogida y el respeto de nuestra pobre humanidad, que todos compartimos en una gran variedad de etnias, de lenguas, de culturas…, pero todos hermanos en humanidad».
Dirigiéndose a un mundo con demasiadas guerras y divisiones internas en los países, Francisco ha insistido en que «nuestras diferencias no son un daño o un peligro, son una riqueza. Como para un artista que quiere hacer un mosaico: es mejor tener a disposición teselas de muchos colores, antes que de pocos».
Según Francisco, «la experiencia de la familia nos lo enseña: siendo hermanos y hermanas, somos distintos unos de otros, y no siempre estamos de acuerdo, pero hay un vínculo indisoluble que nos une, y el amor de los padres nos ayuda a querernos. Lo mismo vale para la familia humana, pero aquí́ Dios es el ‘padre’, el fundamento y la fuerza de nuestra fraternidad».
Pasando revista a las zonas más atribuladas del planeta, el Papa ha comenzado por el lugar del nacimiento de Jesús, pidiendo «que israelíes y palestinos retomen el diálogo y emprendan un camino de paz que ponga fin a un conflicto que –desde hace más de setenta años– lacera la Tierra elegida por el Señor para mostrar su rostro de amor».
Además de pedir por Siria, Yemen, África, la península coreana, y Ucrania, el Papa ha mencionado extensamente dos países de América sumidos en graves abusos internos.
Francisco ha implorado «que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población».
A su vez, ha pedido «que delante del Niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país».
Sin mencionar los países en que viven, el Papa ha dedicado «un recuerdo particular a nuestros hermanos y hermanas que celebran la Natividad del Señor en contextos difíciles, por no decir hostiles, especialmente allí́ donde la comunidad cristiana es una minoría, a menudo vulnerable o no considerada».
Y ha suplicado «que el Señor les conceda –a ellos y a todas las comunidades minoritarias– vivir en paz y que vean reconocidos sus propios derechos, sobre todo a la libertad religiosa».
Tras el recorrido por las heridas del mundo, Francisco ha concluido su mensaje recordando la idea principal en esta Navidad: «que todos podamos recibir paz y consuelo por el nacimiento del Salvador y, sintiéndonos amados por el único Padre celestial, reencontrarnos y vivir como hermanos».
Juan Vicente Boo / ABC