«Francisco conocía Repara y lo elogiaba en privado. Lo mismo ocurre con León XIV»
Miguel García-Baró coordina el Proyecto Repara para la sanación de víctimas de abusos. «Estas iniciativas deben inscribirse en el organigrama de cada diócesis»
Proyecto Repara, la iniciativa de la archidiócesis de Madrid para la sanación de las víctimas de abusos en la Iglesia —y cualquier otro entorno familiar o de la sociedad civil— aparece entre los ejemplos de buenas prácticas del Reporte anual sobre las políticas y procedimientos de tutela en la Iglesia que ha publicado este jueves la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. Su coordinador, Miguel García-Baró, atiende nuestras preguntas.
—¿Qué significa para Repara haber sido mencionados como buen ejemplo en el Reporte anual sobre las políticas y procedimientos de tutela en la Iglesia?
—Aparte de quedar muy agradecidos, lo que es importante es que llegue a más personas la existencia de Repara y la posibilidad de ser acogidos. Eso no es tan sencillo y esta mención vaticana nos va a ayudar mucho.
—¿Tiene Repara mucha colaboración con la Comisión Pontificia para la Protección de Menores? ¿Hay iniciativas conjuntas?
—Hay relación, pero no podemos decir que tengamos proyectos conjuntos. Sí que les comunicamos cosas y tenemos una entrevista de vez en cuando con quienes llevan la comisión. En Repara somos independientes y trabajamos al margen del Vaticano.

—¿Cómo ha conocido el Vaticano la existencia de Repara?
—En buena medida, la existencia de Repara se debe al cardenal José Cobo. La relación del arzobispo de Madrid con las autoridades vaticanas es muy estrecha. Repara ya lo conocía el Papa Francisco y lo elogiaba en privado. Y lo mismo está ocurriendo con León XIV.
Nos hacen una gran embajada José Cobo y el actual obispo de Málaga, José Antonio Satué, que es un gran amigo de Repara.
—El informe también dice que León y Teruel han copiado —en el buen sentido— el Proyecto Repara. ¿Es una señal de que ustedes están haciendo el trabajo bien?
—Es justo lo que ha ocurrido. Y ahora se extenderá a Málaga, ya ha habido alguna visita. Se hará como se hizo en Teruel. Se hará la conversión de una oficina de denuncias —como se llamaba inicialmente— a un lugar de acogida a víctimas e incluso victimarios si es que se dejan y quieren. Será también un espacio de formación, de orientación espiritual y consejo jurídico. Es una transformación que conviene que se vaya haciendo en más sitios.
—¿Qué metas tiene Repara para el futuro?
—Permanecer. Lo importante es que cada Iglesia local comprenda que estas iniciativas no han sido cuestión de unos pocos y primeros años. Deben quedarse, inscribirse por completo en el organigrama de cada diócesis y tener un presupuesto propio. Necesitan algo más de ayuda.
—Una pequeña diócesis que quiera dar un primer paso mañana mismo para crear algo parecido, ¿qué podría hacer ya?
—Pues como hemos hecho aquí, sacar este tipo de oficinas de los locales muy diocesanos. Que vayan a un lugar mucho más neutral. Nosotros estamos en una concesión de Cáritas Madrid.
Después, reunir a un equipo de psicólogos y de escucha del duelo bien formados, bien unidos y bien dirigidos. Después, disponer de acompañantes espirituales que también tengan una larga experiencia.
Luego, intentar abrir algún curso de formación en las parroquias de las diócesis. Al menos uno por cada arciprestazgo.

—Y una vez que tuvieran eso, ¿cómo habría que operar?
—Hay que cuidar a las víctimas y no solo recibir denuncias. Las víctimas, en muchos casos, lo último que se plantean es poner una denuncia. Antes quieren ser creídas, poder hablar, exponer su terrible trauma y retomar la esperanza. Es muy importante que la Iglesia muestre su verdadera cara, no el rostro torcido y espantoso de los abusos, que ya lo ha mostrado. Es muy importante escoger bien a la persona que hace la primera acogida.
—¿Cómo tiene que ser esa persona?
—Esa persona es el rostro inmediato de esta Iglesia nueva, que es la que tiene que actuar. Por tanto, tiene que tener una extraordinaria delicadeza, empatía y estar dispuesto a asumir —como nos ha pasado a nosotros— muchísimos mensajes dolorosísimos. A veces se resiente la propia salud.
Por tanto, esa persona debe recibir primera noticia de todo y abrir un archivo confidencial. Tiene un valor enorme y después se pone en contacto con el equipo de psicólogos.
—¿Qué pueden hacer estos psicólogos mejor que un colegiado convencional de cualquier clínica privada?
—Los psicólogos que colaboran con nosotros tienen sensibilidad religiosa. Si no, en muchos casos se quedarían obnubilados y no sabrían exactamente cómo reaccionar.