Floribert Bwana, «la esperanza de los más despreciados del Congo», ya es beato
La beatificación se ha celebrado en Roma «porque en Goma no se daban las condiciones de seguridad». El cardenal Semeraro ha pedido que su testimonio ayude a «un Congo en paz, que pueda sentarse a la misma mesa como una familia»
La basílica de San Pablo Extramuros se ha inundado este domingo de cantos y ritmos africanos en la emotiva beatificación del joven Floribert Bwana Chui, que en 2007 y con tan solo 26 años fue asesinado por no aceptar la corrupción en la frontera con Ruanda, donde trabajaba de aduanero.
La celebración ha estado presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, junto al obispo de la diócesis de Goma, Willy Ngumbi, y otros representantes de la Iglesia congoleña. Al inicio, y con el himno creado especialmente para la ocasión, se ha procesionado una reliquia del mártir hasta el altar, donde ha sido adornada con flores para su veneración.
En su homilía, Semeraro ha puesto en valor el «testimonio fiel» de este joven y laico, que era responsable de la Comunidad de San Egidio en su ciudad. «Se abrió por completo al amor, hasta tal punto que dejó que lo modelara hasta en lo más profundo de su ser y llegó a ser la brújula que orientaba sus decisiones», ha explicado el cardenal. Prueba de ello es la copia de su Biblia, que se conserva en Roma, y muestra «las trazas de una lectura incansable».
Sin embargo, la vida de Floribert no sería la misma sin la presencia de la Comunidad de Sant’Egidio en su vida, cuya misión definió el Papa Francisco cuando los visitó en el barrio romano del Trastevere como «oración, pobres y paz». Estos han sido los pilares de esta organización durante 50 años. «Precisamente esto fue lo que Floribert descubrió escuchando la palabra de Dios a la luz de la oración; que hay mayor alegría en dar que en recibir», ha elogiado el cardenal, que ha añadido que «de ahí nace su preocupación y atención por los más despreciados y marginados de Goma: los niños de la calle, para los que siempre fue símbolo de esperanza». Por eso, el nuevo beato no se cansaba de repetir: «Todos tienen derecho a la paz en su corazón».
Hoy en día, estas palabras impactan «más que nunca» en la República Democrática del Congo, «una tierra marcada fuertemente por la violencia y la guerra, y donde muchas personas siguen buscando la paz». De hecho, esta beatificación se ha llevado a cabo en Roma, porque en Goma «no hay las condiciones de seguridad y tranquilidad para celebrarla allí», ha asegurado Semeraro. Además, Floribert deseaba hacer una peregrinación a Roma algún día y, de alguna manera, «hoy se cumple su deseo».
El nuevo beato «quería ser un hombre de paz» y, por eso, «hoy debemos hacer nuestra esa aspiración por un Congo en paz, que pueda sentarse a la misma mesa como una familia». Este anhelo de paz también ha sido verbalizado en el ángelus proclamado por el Papa este domingo desde la plaza de San Pedro en el que, además, ha recordado que Floribert «se oponía a la injusticia y defendía a los pequeños y a los pobres. ¡Que su testimonio dé valor y esperanza a los jóvenes de la República Democrática del Congo y de toda África!», ha animado el Pontífice.