Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría - Alfa y Omega

Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría

Jueves de la 6ª semana de Pascua / Juan 16, 16-20

Carlos Pérez Laporta
'Jesús predicando a sus apóstoles'. Paula Nash Giltner
Jesús predicando a sus apóstoles. Paula Nash Giltner. Foto: Good News Productions International and College Press Publishing / freebibleimages.com.

Evangelio: Juan 16, 16-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver». Comentaron entonces algunos discípulos:

«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».

Y se preguntaban:

«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice». Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:

«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

Comentario

No hay nada de la vida del hombre que quede fuera de la relación con Dios. Ni siquiera esos momentos en los que no le vemos y nos parece estar abandonados, aunque de breves parezcan insignificantes: «Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver». Estar con Él o no estar con Él es la medida y la forma de nuestro tiempo. Todo tiene que ver con Él, incluso su ausencia. La tristeza de no estar con Dios es también de Dios, y nos vincula a Él. Por eso, Jesús no rehuye la tristeza de los suyos: «vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes». La tristeza y la lejanía de Dios forman parte de la relación con Él, tanto como la tristeza y la lejanía entre los amantes forman parte de la relación.

Por eso, puede decirnos «vuestra tristeza se convertirá en alegría». Porque tristeza y alegría no se alternan ni oponen en la fe. De ahí que la tristeza misma pueda convertirse en alegría. De hecho, en el texto griego original dice que la tristeza «llegará a ser» alegría. Porque la tristeza en la fe no es sencillamente dejada atrás como algo inservible, sino que alimenta y refuerza la verdadera alegría. Como quien ha estado triste por no ver al amado, cuando lo ve su alegría tiene toda la potencia de la tristeza pasada. Es la tristeza misma alegrándose por el encuentro. Es la tristeza misma dejándose abrazar por el amado, y llegándose así a alegrar.