Esta familia se «tiró a la piscina» de la acogida teniendo ya cuatro hijos
Lourdes y José María compartirán su testimonio en el Congreso de Vocaciones que la Conferencia Episcopal organiza del 7 al 9 de febrero
«A veces Dios te lo pone muy claro, pero tienes que tirarte a la piscina», cuenta a Alfa y Omega Lourdes Escudero. Es madrileña, madre de seis y una de las personas que compartirá su testimonio —junto a su marido, José María Marqués— en el Congreso de Vocaciones que la Conferencia Episcopal Española celebrará en la capital del 7 al 9 de febrero. Sin ser religiosa ni él sacerdote, la pareja ejemplifica a la perfección que el matrimonio es también una vocación de primera y, a menudo, con grandes desafíos. En su caso concreto, el de salir de ellos mismos y, con cuatro hijos biológicos, acoger a dos más.
Escudero explica que comenzó a plantearse la acogida cuando conoció a través de su hermana Fátima a un matrimonio católico, Carlos y Cristina, con una contagiosa alegría y que siempre tenían a alguien nuevo en casa. «Para nosotros tenían algo magnético y cada vez que íbamos a Misa nos los encontrábamos», explica la madre, quien cree que estas casualidades y lo que despertaron en ella y en su marido tienen algo de divino. «Nos empezamos a acercar a ellos, nos invitaron a su casa y, cuando nos contaron su vida, José María y yo nos planteamos que a lo mejor era lo que Dios nos estaba pidiendo: agrandar esta familia y dar la oportunidad a niños de crecer en un entorno estable donde son amados, con unos hermanos y una vida normal».
Tras realizar los trámites pertinentes y sobreponerse a las burocracias y los controles necesarios para certificar su idoneidad, en noviembre de 2023 acogieron al que hoy es uno de sus hijos, por entonces un bebote de solo 10 meses y que tenía un hermano de 4 años en otra familia de acogida. Por una serie de circunstancias, la Comunidad de Madrid decidió en febrero del 2024 que ambos se quedaran juntos y de forma permanente con Lourdes y José María. Supuso un paso más en su compromiso y tuvieron que rezarlo a conciencia. Aunque finalmente —igual que en una boda— dieron el sí. El padre explica la decisión con mucha naturalidad y reivindica que la Administración dé a conocer mucho más esta posibilidad que, además, «debería plantearse cualquier matrimonio cristiano».
«Sin familia no hay vocaciones»
María Bazal, delegada de Familia y Vida en la archidiócesis de Madrid, es tajante: «Si no hay familia, no hay consagrados. Es el origen de cualquier vocación». Revela además que «este es el primer curso» en que la delegación que encabeza junto a su marido —José Barceló— forma parte activa del Secretariado de Pastoral Vocacional de la Delegación de Jóvenes de Madrid. De hecho, están organizando mano a mano la participación en el Congreso de Vocaciones. Un trabajo en equipo que sigue las intuiciones derivadas del Congreso de Laicos de 2020 y de la Conferencia Episcopal Española, que «pensó que los equipos de promoción episcopal no tenían que estar solo centrados en el sacerdocio o la vida consagrada».
Por su parte Marina Pinto, miembro de la Delegación de Jóvenes de la archidiócesis, revela que al Congreso de Vocaciones «iremos unas 100 personas por parte de Madrid». Añade que más de un tercio de estos participantes serán jóvenes. Adelanta, además, que las diócesis de Madrid y Salamanca impartirán juntas un taller para compartir «las experiencias que hay de discernimiento» en estos territorios. «España es muy diversa y eso lo veremos», reivindica como algo positivo. Recuerda que la Iglesia madrileña comenzó a prepararse para este evento el pasado 30 de noviembre, cuando un grupo significativo con miembros de todas las realidades vocacionales se reunieron en el Seminario Conciliar para reflexionar sobre las fichas que la CEE ha preparado para la ocasión. «Fue algo breve, pero positivo para darnos cuenta de dónde estamos y dónde queremos estar».
«A veces la falta de vocaciones hace que la gente se desanime, pero la belleza de la llamada no depende del número», sentencia Susana López-Barrajón, esclava de Cristo Rey y subdirectora del Secretariado de Pastoral Vocacional de la Delegación de Jóvenes. A su juicio, el Congreso de Vocaciones que organiza la conferencia episcopal servirá, más que para estar pendientes «de lo que vamos a hacer», para seguir trabajando «los temas de acompañamiento y discernimiento». Esta labor de reflexión, revela, no concluirá el 9 de febrero, pues la archidiócesis de Madrid organizará un poscongreso «para aterrizar las conclusiones en la diócesis». «Allí estará la fuerza», pronostica.