España necesita una izquierda moderna y moderada - Alfa y Omega

España necesita una izquierda moderna y moderada

Desde mañana y hasta el próximo domingo, la plana mayor del Partido Socialista celebra su Conferencia Política, en la que busca diseñar «un nuevo proyecto para la España de los próximos diez años». Sin embargo, algunos históricos dirigentes del PSOE alertan de que la herencia ideológica de Zapatero ha escorado hacia posiciones cada vez más radicales y anticuadas al principal partido de la oposición, con un grave riesgo para la convivencia entre los españoles

José Antonio Méndez

«El sentido de la Conferencia Política es promover reformas en todos los ámbitos, para dibujar el proyecto socialista en los próximos 10 años para nuestro país»: con estas palabras, el Secretario de Organización del PSOE, don Óscar López, sintetizó el objetivo que persigue la Conferencia Política que el PSOE celebrará desde mañana y hasta el próximo domingo. Lo hizo, el pasado 28 de octubre, en una rueda de prensa posterior a la Comisión Permanente que ultimó los detalles de la Conferencia, y en la que López matizó que el objetivo de los socialistas es diseñar «un nuevo proyecto para la España de los próximos 10 años», o sea, trazar no un programa de Gobierno, sino un proyecto ideológico que «va más allá de dos legislaturas» y busca impregnar toda la sociedad. De este modo, López reconocía que los actuales líderes del PSOE siguen la estela que apuntó, en 2008, el entonces presidente del Ejecutivo, don José Luis Rodríguez Zapatero, durante el 34 Congreso Federal del partido, cuando dijo que «el cambio que invocamos va mucho más allá de una mera alternancia de Gobierno. El cambio es la transformación de la sociedad».

Sin embargo, y a pesar de que los lemas que enmarcan la conferencia son Conectamos socialistas y Ganarse el futuro, dentro del partido se escuchan cada vez más voces que lamentan el sesgo «radical y anticuado» que los actuales máximos dirigentes del PSOE están imprimiendo a su estrategia política, y que alertan de la necesidad de un socialismo más moderado y próximo a la socialdemocracia europea, que evite «la crispación social».

Don Joaquín Leguina: «Las mujeres no pueden tener los hijos que quieren tener».

Una de estas voces es la del ex embajador de España ante la Santa Sede don Francisco Vázquez, que durante 23 años fue elegido alcalde de La Coruña siempre por mayoría absoluta, y que ha ejercido diferentes cargos de responsabilidad dentro del PSOE.

Una vuelta al siglo XIX

Vázquez explica que «los criterios desde los que arranca la Conferencia y que están en el proyecto de la actual ejecutiva del partido son una vuelta atrás y nos llevan a épocas políticas que se habían superado hace años, a planteamientos del siglo XIX». Y cita varios frentes: «Es disparatado que, a estas alturas, un partido que aspira a gobernar vuelva a plantear la cuestión religiosa como un problema, cuando eso está superado en toda Europa; o que agite el anticlericalismo y los ataques a los católicos, porque eso genera un enorme grado de desafección y de crispación social, y es muy peligroso; o que no tenga una idea clara de qué es España, ni de la forma de Estado que debe regir la convivencia, cuando la cuestión territorial es el mayor problema al que nos enfrentamos hoy; o que busque competir con partidos radicales que nada tienen que ver con nosotros, para ganar la calle a costa de perder las instituciones, cuando con quien tenemos que competir es con el PP por ganar el centro social y volver a ser un partido hegemónico».

Zapaterismo vs. socialismo

También don Joaquín Leguina, que fue Presidente de la Comunidad de Madrid durante 12 años, expresa que «el problema actual del partido es que ha perdido el norte ideológico y se ha impuesto el zapaterismo. El zapaterismo, la herencia de Zapatero, es una suma de unos pocos movimientos radicales, sobre todo del feminismo y del ecologismo radical, y de ciertos tics, como el anticlericalismo, que han secuestrado el verdadero mensaje de los socialistas. Y, o el PSOE entierra el zapaterismo, o el zapaterismo entierra al PSOE». Leguina explica que «el zapaterismo no es sintético, no incorpora una parte de las reivindicaciones sociales, filtrándolas para que sean válidas para la mayoría, sino que es sincrético: hace suya cualquier reivindicación radical, sin integrarla en nuestro discurso tradicional». Así, «casi cualquiera puede defender los planteamientos del feminismo tradicional, que proclama la igualdad entre hombres y mujeres, pero considerar que los hombres somos sospechosos de delincuencia por haber nacido con algo más entre las piernas, que es lo que está de fondo en el feminismo radical y zapaterista, es una barbaridad. O se pueden apoyar políticas de protección de la naturaleza, sin pensar que se puede sustituir con ventaja un trasvase entre ríos por una desaladora, que es más cara y menos eficiente desde el punto de vista energético». Por eso, Leguina lamenta que «hoy, nuestro discurso gira en torno al ecologismo radical, al feminismo radical, al anticlericalismo, y a pocos ismos más, y hasta la igualdad ha pasado a ser propiedad del feminismo, en lugar de hablar de la desigualdad social».

Don Francisco Vázquez: «Agitar, a estas alturas, el anticlericalismo y los ataques a los católicos, genera un enorme grado de crispación social y es muy peligroso».

El programa de la Conferencia parece dar la razón al ex Secretario General de la Federación Socialista de Madrid, pues tres de las seis ponencias versarán, precisamente, sobre Medio Ambiente, Laicidad e Igualdad, ésta última a cargo del ex Presidente Rodríguez Zapatero. Las otras tres se ocuparán de la Reforma Local, la Globalización, y la Economía y el empleo, pero estarán condicionadas por esa visión ideológica de fondo. Leguina alerta de que «sustituir el marxismo por la ideología de género es un juego muy peligroso. Eso de querer transformar la realidad a través del lenguaje, y querer aplicar a toda la sociedad problemas concretos, reales pero de unas minorías, que tienen que ver con el tema del género, es, por decirlo científicamente, una mandanga. Aquí nos estamos jugando la supervivencia. Yo soy demógrafo, y las actuales tasas de natalidad, sobre todo en España, son alarmantes: estamos muy por debajo del índice de reposición generacional. Las encuestas demuestran que las mujeres no pueden tener los hijos que quieren tener, pero nosotros le hacemos el juego a los que critican las políticas familiares, y sólo sabemos hablar del aborto. Mire, esto no es una cuestión religiosa, de tener los hijos que Dios quiera, sino, al menos, de ayudar a las mujeres a tener los hijos que quieren tener. Por reírle las gracias a la extrema izquierda, nos vamos a cargar el Estado del bienestar, que es el gran invento de la Europa contemporánea, y que nació de un gran acuerdo entre los socialdemócratas y los democristianos».

Una idea confusa de España

Otro histórico dirigente socialista, el ex ministro don José Luis Corcuera, denunciaba, en septiembre, que la actual cúpula del PSOE parece tener una idea confusa de España. Corcuera intervino en un foro de debate entre el ex Presidente del PSOE, don Manuel Chaves, y el Secretario General de los socialistas catalanes, el señor Navarro, para exigir que alguien del PSOE explique dentro del propio partido «qué es eso del Estado federal» y «qué artículos de la Constitución vais a tocar» para llevarlo a cabo, y reclamó que «sería muy conveniente que mi partido tuviera clarísimo, nítido, transparente, qué es el Estado español», sin «ningún subterfugio y ninguna broma», porque «lo más serio que hay en España es el tema territorial».

Don J. L. Corcuera: «Sería muy conveniente que mi partido tuviera clarísima la idea de qué es España». Máximo, en ‘El País’.

El problema que se plantea, incluso más allá de las filas socialistas, no es pequeño. Don Francisco Vázquez explica que, hoy, «en el partido, estamos en una deriva ideológica que hace suya cualquier reivindicación, y eso es muy grave para España, porque corremos el riesgo de convertirnos en un partido radical. Tenemos que volver a ser el PSOE de siempre, y no hacerlo es una amenaza gravísima, que puede suponer la ruptura de la reconciliación social. Estamos poniendo en peligro la estabilidad general de España, porque, por primera vez, no hay una alternativa real para gobernar. La extrema izquierda es algo ajeno a nosotros, y jugar con la demagogia callejera y con los extremos divide al partido. Estamos haciendo lo contrario de lo que hicimos en 1979, cuando abandonamos el marxismo, en un Congreso extraordinario, para europeizarnos, y por eso se está dando un fenómeno único: que la oposición pierde más votos en las encuestas, que un Gobierno en pleno desgaste por sus políticas». Y concluye: «Hoy, el PSOE lo dirigen personas que han sido sistemáticamente rechazados en las urnas, cada vez que se han presentado, y estoy seguro de que volverán a ser barridos en las próximas elecciones. Por eso, tengo la esperanza de que la nueva generación de dirigentes socialistas, los Patxi López, García Page o Gómez Besteiro, se den cuenta de que seguir por este camino es un error. Eso es lo que necesita España».

Del pimpampum, a buenos vecinos

Uno de los temas que, con más profundidad, se tratan en los documentos de los que arranca la Conferencia Política es el de la relación entre Iglesia y Estado, y la visión de la libertad religiosa. Como explica don Francisco Vázquez, «hoy, para un católico, se hace muy difícil no sólo votar al PSOE, sino militar dentro. Y así estamos renunciando a los votos de una cuarta parte de la sociedad, casi a la mitad, porque la mayoría de los españoles nos consideramos católicos, y a los que no lo son, salvo a los radicales, no les gustan los ataques contra la libertad». Además, lamenta que «la visión que hay en la Ejecutiva del PSOE de la libertad religiosa es restrictiva, como si ofendiese el ejercicio de la fe, sobre todo si es la fe católica. El Estado parece querer asumir el papel de las personas; se intenta negar los derechos sociales de la Iglesia, y se pide que los católicos tengamos que renunciar a nuestros principios y valores para ser buenos ciudadanos y buenos socialistas. Lo de querer quitar los símbolos religiosos, o revocar el Concordato…, la sociedad, ni ha pedido, ni demanda estos debates, y atacar a los católicos es una frivolidad que le repugna a cualquiera al que no le guste que se cercenen las libertades, o sea, a la mayoría. En España, cuando los católicos, o los que son más o menos creyentes, ven que el programa de un partido va contra la libertad de culto, o la libertad de elegir un colegio, o donde se hacen cambios legislativos contra la Iglesia cuando todo el mundo ve que hace una labor social impagable, estas políticas quizá provoquen la adhesión de radicales, pero dividen a la gente».

Y también al partido. Don Joaquín Leguina explica que «el zapaterismo usa a la Iglesia como un pimpampum. Hay leyes, como la del aborto, o la memoria histórica, y declaraciones, como lo de cambiar el Concordato, o lo de la enseñanza de la Religión, que van dirigidas a molestar a los católicos. Y hay que evitar por todos los medios discusiones sobre cuestiones religiosas, aunque sólo sea porque nos dividen dentro del partido. En el PSOE hay mucho católico de misa y olla, y mucho creyente no practicante. La política que tiene que hacer el PSOE es una política de buena vecindad con la Iglesia, por respeto a la gente. Y tratarla mejor, como institución, que como la trata la derecha. Porque, aunque se ganara la batalla de la opinión pública en un tema concreto, perderíamos la guerra de aportar algo bueno a la sociedad».

Un punto de partida preocupante

Ganarse el futuro es el documento desde el que arranca la Conferencia de este fin de semana. Un documento en el que pueden leerse algunos de los puntos de partida del actual PSOE:

  • «La anómala y anacrónica influencia de la Iglesia católica –especialmente su jerarquía– en nuestro país, ha generado una particular conflictividad».
  • Se llevará a cabo «una nueva Ley de Libertad religiosa, que no debe elaborarse bajo el criterio de los límites impuestos por los Acuerdos con la Santa Sede».
  • «Se conservarán los símbolos religiosos de los edificios públicos cuando se encuentren en espacios destinados al culto, cuando prevalezca por tradición en el símbolo una significación histórico-cultural aceptada por el conjunto de los ciudadanos, o cuando forme parte de los elementos estructurales de la edificación. Los demás, previa catalogación y dictamen, se retirarán».
  • En la enseñanza, «no vamos a aceptar una alternativa impuesta por una religión confesional, proceda o no de un acuerdo internacional; ni su ponderación a efecto de currículo y becas»; y se suprimirán «los conciertos para centros con régimen de separación por género».
  • «Para los socialistas, el Estado tiene el derecho y el deber irrenunciables de educar en ciudadanía a todos los alumnos».
  • «Ha de regularse (en la Constitución) el derecho a morir dignamente, reverso lógico del derecho a la vida».
  • «Debería plasmarse en la Constitución un concepto amplio de familia, que comprenda las nuevas formas de convivencia, y el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo».
  • «En el caso del aborto (…) defendemos la legislación de plazos vigente».
  • Se revisarán cuestiones como «que el Estado paga el salario de los profesores de Religión católica (…), o la protección penal de las creencias religiosas ante expresiones blasfemas, ofensivas o irreverentes».